1877 - 1949
Como otras figuras desplazadas de la política oficial por el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923, abandonó el campo monárquico durante la dictadura, y jugó un papel decisivo en la propaganda que precedió a las elecciones de 1931, presentándose a los votantes como garante de una república conservadora, católica y burguesa, con lo que atrajo muchos votos. El triunfo republicano de abril de 1931 le situó al frente del gobierno provisional, del que salió seis meses después cuando las Cortes Constituyentes aprobaron artículos sectarios en contra de la opinión religiosa. Sin embargo, como su partido, el Progresista, garantizaba el apoyo a la República de amplias capas de la burguesía conservadora, fue elegido presidente constitucional, en noviembre del mismo año.
En el primer bienio de su mandato, su empeño fiscalizador le indispuso con las izquierdas, y los socialistas no le perdonaron la disolución de las Cortes en 1933. Cuando en nuevas elecciones las derechas y el centro lograron mayoría, mantuvo una resistencia sistemática a otorgar el poder a los triunfadores, CEDA, por desconfiar de su lealtad al régimen republicano. Con la disolución de las segundas cortes y el triunfo del Frente Popular en 1936, su intento de articular un grupo neutralista fracasó, y las nuevas Cortes decidieron destituirlo. El historiador J.A.Vaca de Osma, calificando a don Niceto y su gobierno, dice: “Tuvo mala suerte la Segunda República al faltarle el hombre de gran talla política y prestigio nacional que dominase la situación y diese a todos confianza para suplir lo que faltaba de experiencia democrática y de poder fáctico consolidado”.
En 1936 Alcalá Zamora vino a América y se estableció en Argentina, donde publicó varios libros sobre su experiencia de gobierno. Falleció en Buenos Aires. Había escrito El regionalismo y los problemas de Cataluña, Los derroteros de la expropiación forzosa, La unidad del Estado y la diversidad de sus legislaciones civiles y Un régimen de conveniencia en España.