
MANAGUA (AFP) - Nicaragua no destruirá sus misiles Sam-7, como se lo reclama Estados Unidos, fuera del contexto del plan regional para un balance razonable de fuerzas entre los ejércitos, establecido en 1987, según fuentes legislativas.
El secretario del Congreso, el liberal Wilfredo Navarro, declaró que "mientras ese balance de fuerzas no se aplique a todos los países centroamericanos, no es posible que Nicaragua se esté deshaciendo de sus armas que son eminentemente defensivas".
La directiva parlamentaria decidirá este miércoles el aplazamiento de la discusión de un proyecto de ley para detonar un lote de 651 misiles que estaba en la agenda legislativa de esta semana.
"Creo que este tema hay que verlo con mucho cuidado y sin la rapidez con que a veces los políticos tomamos las decisiones", declaró Navarro tras reunirse el martes con la jefatura del Ejército para efectuar consultas en torno al caso.
La posición del Congreso estaría en consonancia a la posición del Ejecutivo que el lunes en un comunicado de la Cancillería expuso que "ningún Estado puede esgrimir razón alguna para exigir de Nicaragua la destrucción unilateral de su armamento, vital e indispensable para la defensa de su soberanía".
La negativa del presidente Daniel Ortega a destruir los misiles suscitó esta semana un primer roce de su gobierno con Estados Unidos que a través de su embajada en Managua le emplazó a continuar con el proceso de eliminación de los artefactos bélicos.
Nicaragua destruyó en el 2004 un total de 1.000 cohetes portátiles tierra-aire, de fabricación soviética, adquiridos en la década de 1980 en el contexto de la guerra fría, y que Washington considera un peligro para la aviación comercial en caso de que caigan en manos terroristas.
La adquisición de aviones del tipo Storm Rally por Honduras habría hecho cambiar la posición de los legisladores que se habían mostrado dispuestos a aprobar la eliminación de los misiles sobre la base de un dictamen de ley elaborado en el 2006 a petición del ex presidente Enrique Bolaños.
"Al incrementar la fuerza Aérea de Honduras con estos aviones, aunque no sean de combate, facilita que Nicaragua quede en desventaja en el balance de fuerzas que se está creando con ese país", indicó el legislador liberal.
La inquietud de Nicaragua radica en que la Fuerza Aérea de su vecina Honduras, es una de las que tienen más medios aéreos de combate ofensivo, del tipo F-5 y A-37.
Navarro aclaró que no están pensando en una guerra con ningún país, pero si Nicaragua destruye sus misiles Sam-7 no tendría armas para contener un ataque de esos aviones F-5; "la garantía de la seguridad de Nicaragua está en esos Sam-7", apuntó.
El presidente de Honduras, Manuel Zelaya, en un intento por calmar los ánimos de sus vecinos nicaragüenses, declaró que "no hay ningún ambiente de confrontación, los ejércitos de Centroamérica mantienen excelentes relaciones".
El gobernante hondureño aseguró que el Ejército de su país es pequeño y está dedicado a actividades de medio ambiente, a fortalecer la seguridad y salvaguarda de las fronteras de esa nación.
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