
El nombre del expresidente Mario Echandi Jiménez (1958-1962), fallecido ayer a los 96 años, quedará ligado en la historia a la probidad y su incansable gestión por reconciliar al país tras la Guerra Civil de 1948.
Echandi propició el retorno del exgobernante Rafael Ángel Calderón Guardia (1940-1944) de su exilio mexicano; repatrió los restos del general Federico Tinoco (1917-19) y Teodoro Picado (1944-48) e impulsó la creación del sistema de acueductos y alcantarillados.
Ayer, la edad de Echandi hizo alianza con una bronconeumonía que lo maltrataba desde hacía tres días y un paro cardíaco detuvo el calendario a las 9:45 a. m., en la casa de barrio González Lahmann, donde vivía desde hace 49 años.
Mario Echandi llegó a la presidencia, tras vencer a dos candidatos Francisco Orlich (PLN) y Jorge Rossi Chavarría, este por el Partido Independiente, una fracción que se había separado de las filas verdiblancas un año antes de esos comicios.
Heredero de la tradición política del expresidente Otilio Ulate Blanco (1949-1953), de quien fue canciller, Echandi llegó a la presidencia con el Partido Unidad.
Recibió el poder de manos de José Figueres Ferrer (1948-1949, 1953-1958 y 1970-1974), líder vencedor de la Guerra Civil, que disolvió el ejército).
Su sobrino el exvicepresidente Arnoldo López Echandi (1990-1994) señaló ayer que el músculo político que impulsó a su “tío Mario” fue, precisamente, su liderazgo opositor contra la presidencia de Don Pepe.
“Lo recuerdo como un gran costarricense, que durante su presidencia nunca salió del país y gobernó cuando Costa Rica estaba dividida. Se distinguió por unificar a la familia costarricense”.
En su administración se creó el sistema de acueductos y alcantarillados –en la actualidad AyA–, que permitió la distribución de agua potable en todo el territorio y puso fin a un grave problema de salud pública.
Creó, además, el Instituto de Tierras y Colonización (ITCO) hoy conocido como Instituto de Desarrollo Agrario (IDA), diseñó el primer plan vial, que aspiraba a trazar un diseño planificado para las carreteras e inició la universalización de los servicios de la Caja Costarricense de Seguro Social.
Fue además embajador de Costa Rica en Washington y representante ante la OEA.
El exdiputado Alberto Cañas lo recordó como un político inteligente, capaz de tomar algunos proyectos de la oposición y convertirlos en ley, como el traspaso de los teléfonos del sector privado al ICE.
“Era un hombre inteligente, conservador en sus ideas, pero muy honorable”, recordó Cañas.
Era un fanático del arroz y los frijoles, buen anfitrión y buen bebedor de whisky que solía compartir con sus amigos en un ritual de almuerzos que mantuvo por más de 40 años, todos los lunes, en su casa.
Abogado de profesión, estuvo casado con Olga De Benedictis quien murió hace una década, Echandi combinó su actividad pública con negocios privados como lechero y productor bananero.
Sus restos descansarán en la bóveda de su familia en el Cementerio General y serán despedidos hoy con un funeral de Estado, a la 1 p. m., en la Catedral Metropolitana.
Su sobrina Sandra Reuben señaló que, tiempo antes de morir, Echandi aseguró: “Recibí todos los honores en vida, cuando me muera quiero un entierro sencillo, como el de cualquier ser humano”.