Barcelona. El valle egipcio de los Reyes acogerá los restos mortales del escritor español Terenci Moix, fallecido ayer a los 61 años. Él dejó tras de sí una larga carrera literaria marcada por su pasión por el antiguo Egipto y el cine.
El novelista, cuyo nombre era Ramón Moix Messeguer, murió la madrugada del miércoles en su domicilio de Barcelona a causa de un paro cardiorespiratorio.
Una enfermedad pulmonar crónica deterioró en los últimos meses la salud del popular escritor e hizo necesaria su hospitalización en enero pasado en una clínica barcelonesa, donde estuvo ingresado hasta hace dos semanas.
El autor, cuya capilla ardiente quedará instalada en el Ayuntamiento de Barcelona, trabajó hasta prácticamente el final de su vida, dijo su secretaria, ya que desde que abandonó el centro médico se dedicó a ultimar un libro sobre los inmortales del cine de los años 60.
"Me gusta más el cine que todas las demás artes juntas", afirmó el escritor en varias ocasiones.
Su inspiración
Precisamente, el mundo del cine y el antiguo Egipto fueron las dos fuentes de las que bebió la literatura de Moix, quien expresó su deseo de ser incinerado y de que sus cenizas fueran llevadas hasta el pueblo de Deir-el-Medina, donde vivían antiguamente los artesanos que pintaban las tumbas de los faraones egipcios.
Y para cumplir ese deseo, sus restos mortales, según fuentes familiares, se trasladarán a esa localidad, situada en el Valle de los Reyes de Egipto, hasta donde varios amigos íntimos le acompañarán en este último viaje a un país por el que sentía fascinación y al que dedicó varias de sus obras más conocidas.
Y Moix le debía mucho a Egipto. Una historia de amor entre Marco Antonio y Cleopatra, No digas que fue un sueño , le proporcionó el Premio Planeta en 1986. La obra, de la que vendió más de un millón de ejemplares, convirtió a Moix en uno de los escritores más leídos.
El autor consiguió conjugar en su carrera literaria, obras de calidad, aceptadas por la crítica de forma más o menos unánime, y notables éxitos de ventas.
Nacido en Barcelona en 1942, Ramon Moix i Messeguer que cambió literariamente su nombre por el del poeta latino Terenci, desempeñó, antes de dedicarse a escribir, varios oficios, pues cursó estudios de Comercio y recibió lecciones de taquigrafía, dibujo topográfico y arte dramático.
Buen camino
En 1968, obtuvo el premio Víctor Catalá por La torre dels vicis capitals , que marcó un hito en la literatura catalana contemporánea. La carrera literaria de Moix, en la que combinó la escritura en castellano y en catalán, avanzó intrépida y recibió la distinción de varios premios de la crítica.
El último galardón, el José Manuel Lara de Novela (2003), lo recibió el pasado marzo por su obra El arpista ciego .
Sus libros de viajes Crónicas italianas (1971), Terenci del Nilo (1983) y Tres viajes románticos (1987) avalaron su atracción por la cultura y la historia de Egipto, Grecia, Italia y México; así como sus novelas históricas El sueño de Alejandría (1988) y Venus Bonaparte (1994).
En 1990, obtuvo récords de venta con sus memorias, tituladas genéricamente El peso de la paja . La primera parte, El cine de los sábados , fue calificada por los críticos como una auténtica obra de arte. Los dos siguientes volúmenes fueron igualmente ensalzados.
Sus éxitos se repitieron con una singular trilogía satírica de la España de fin de milenio compuesta por las novelas Garras de astracán (1991), Mujercísimas (1995) y Chulas y famosas (1999).