Los médicos del Hospital Fernando Vélez Páiz decidieron no someter a las pequeñas a operaciones quirúrgicas, ante las "malformaciones congénitas complejas en las venas y arterias del corazón" con las que habían nacido.
Las niñas, que fueron mantenidas vivas hasta su muerte en una incubadora y alimentadas por sonda, eran hijas de una mujer de escasos recursos económicos que vive en uno de los barrios periféricos de Managua.
Las siamesas, que compartían además el hígado y la cavidad abdominal, tenían pocas probabilidades de vida desde su nacimiento, por lo imperfecto de su corazón, que hacía imposible una operación según los especialistas que las atendieron.
Tanto la ministra McCoy como las juntas de médicos exploraron la posibilidad de trasladar a las siamesas a hospitales de Estados Unidos, opción que se desechó ante la situación de las niñas.
Edición periodística: Adriana Quirós Robinson, La Nación Digital.
Fuente: agencias.