Washington, 10 ago (EFE).- James Van Allen, uno de los pioneros de la astronomía moderna y de las ciencias espaciales, quien descubrió los cinturones de radiación que rodean la Tierra, falleció a los 91 años, informó hoy la Universidad de Iowa.
"Su deceso es un día triste para la ciencia de EEUU y del mundo", señaló el gobernador del estado, Tom Vilsack, al expresar sus condolencias a la familia del científico.
"Lo echaremos de menos. James Van Allen fue uno de los eruditos más influyentes y mejor considerados de la universidad en todos los tiempos", dijo Michael Hogan, administrador de esa casa de estudios.
"Su dedicación a la ciencia y al descubrimiento, así como sus enseñanzas y su servicio público, no tienen paralelos", añadió Tom Bogges, director del Departamento de Física y Astronomía de la universidad.
En un comunicado, la institución académica dijo que el fallecimiento de Van Allen ocurrió el miércoles pero no dio a conocer las causas.
Aun cuando abandonó sus tareas docentes en 1985, Van Allen continuó estudiando los datos proporcionados por la sonda "Pioneer 10" hasta el fin de la vida útil de esa nave, en 2003.
También fue uno de los científicos que participó en las investigaciones de la sonda "Galileo", que llegó a Júpiter el 7 de diciembre de 1995.
En 1958 instaló los instrumentos que llevó al espacio el satélite "Explorer 1", y con los cuales descubrió las bandas de intensa radiación que rodean la Tierra y que posteriormente fueron bautizadas como "cinturones Van Allen".
Ese descubrimiento ocurrió en el momento más candente de la carrera espacial y puso a EEUU a la cabeza de la exploración científica del cosmos.
Posteriormente, el astrónomo fue el primero en estudiar los cinturones de radiación de Júpiter y Saturno con la ayuda de los datos científicos aportados por las sondas "Pioneer 10" y "Pioneer 11".
Pero su preocupación no sólo fueron la astronomía y las ciencias espaciales.
Entre 1957 y 1958 fue uno de los grandes gestores del Año Geofísico Internacional y llevó a cabo expediciones científicas en Groenlandia y en el mar de Ross, frente a las costas de la Antártida.
Lo sobreviven su esposa, cinco hijos y siete nietos, señaló el comunicado de la Universidad de Iowa. EFE
ojl/mv/map