Moscú EFE. Mstislav Rostropovich, que murió ayer a los 80 años, fue reconocido por muchos críticos como el más grande violonchelista del mundo, pero también como un símbolo de la lucha por la libertad artística bajo el comunismo.
Mientras estaba de gira por Europa en 1978, el y su mujer, la soprano Galina Vishnevskaya, se enteraron de la decisión del Kremlin de despojarlos de la ciudadanía soviética por lo que el diario gubernamental Izvestia llamó actividad antipatriótica.
Sin embargo, en enero de 1990, en el nuevo clima de la Glasnost (apertura), las autoridades soviéticas bajo Mikhail Gorbachov le devolvieron la ciudadanía y le permitieron regresar a su tierra natal.
Cuando se derrumbó la Unión Soviética, el violonchelista estuvo en las barricadas junto a los que defendían la sede del Gobierno del primer presidente de Rusia, Boris Yeltsin, durante el golpe de Estado fallido de miembros de la línea dura del Partido Comunista en 1991.
Yeltsin, admirador y amigo de Rostropovich durante mucho tiempo, murió el lunes.
En los días de la caída del Muro de Berlín, Rostropovich tomó su instrumento y voló a la capital alemana para interpretar un concierto improvisado junto a las ruinas del muro. Más tarde dijo: “Fue una llamada del corazón”.
Niño prodigio. Nacido el 27 de marzo de 1927 en Bakú, en el Azerbaiyán soviético, Rostropovich mostró su talento desde niño. Muchos famosos compositores le escribieron obras y desde pronto recibió el reconocimiento mundial.
Competente pianista y compositor, decidió concentrarse en el violonchelo desde corta edad. Mientras su carrera daba aún sus primeros pasos, le fue concedido un excepcional privilegio para un soviético: viajar al extranjero.
Rostropovich, conocido afectuosamente como Slava, nació en el seno de una familia musical, su padre daba clases de violonchelo y su madre fue una pianista que le enseñó desde los cuatro años.
Comenzó a aprender violonchelo a los ocho años. En 1943 fue admitido en el Conservatorio de Moscú, donde progresó con rapidez y fue invitado a actuar con la Filarmónica de Moscú a los 19 años.
Su fama se extendió y Sergei Prokofiev, Dmitri Shostakovich y el británico Benjamin Britten, un amigo Dintimo, compusieron para Del. Britten escribió la parte de soprano de Réquiem de Guerra para Vishnevskaya, con quien Rostropovich se casó en Praga en 1955.
En 1960 se convirtió en profesor del Conservatorio de Moscú, el más joven de la Unión Soviética, y recibió muchos premios tanto dentro como fuera de su país.
El violonchelista dejó Rusia voluntariamente en 1974. Primero fue a Reino Unido, y su esposa y sus dos hijos le siguieron después. Fue nombrado director musical de la Orquesta Sinfónica Nacional en Washington en 1977 y director artístico del festival anual de Aldeburgh, Inglaterra, fundado por Benjamin Britten.
Desde entonces la pareja dividió su tiempo entre Washington, Nueva York -lugar de residencia de sus hijas casadas Olga y Elena- Aldeburgh, Lausana, París y Mónaco donde Vishnevskaya hizo su debut como directora de Dopera en 1985.
Rostropovich deja además el legado de una fundación conjunta creada con su esposa.