
Hace dos años MP3 era un formato más de comprensión de sonido, una más entre la multitud de técnicas que aprisionan melodías en soportes digitales. Hoy, en cambio, es el rostro del fenómeno musical en Internet y el vértice de una enorme polémica.
¿La razón? Muy sencilla: MP3 permite a cualquier usuario de Internet grabar música de sus artistas favoritos gratuitamente y con calidad de CD.
Aunque es un tesoro para los amantes de la música, los compositores y las casas discográficas arrugan el ceño frente a la posibilidad de que sus beneficios económicos se hundan dentro de un gran e incontrolable agujero negro digital.
Todas las leyes de propiedad intelectual que se aplican a los discos compactos, libros y películas también son extensibles a MP3. Por eso, los músicos y productoras temen el crecimiento en la popularidad de MP3 en la medida que, en la mayor parte de los casos, no reciben contraprestación económica por los derechos de autor de sus temas.
El 26 de julio pasado un fallo federal emitido en Estados Unidos avivó este tema. Ese día se ordenó el cierre de Napster (http://www.napster.com) el proveedor de música en Internet más conocido y perseguido por diversas agrupaciones musicales como Metallica, y cantantes como Alanis Morissette y David Bowie.
Abogados, grupos a favor de los derechos de autor y conjuntos musicales celebraron el fallo como una victoria contra la piratería. Sin embargo, el dilema musical no se ha resuelto. Persiste y cobra fuerza.
Música y billetes
Una búsqueda superficial por Internet revelará al menos 30 sitios destinados al intercambio musical. Así, los fanáticos de cualquier artista, de cualquier época, de cualquier género cuya música esté en formato MP3 solo deben pasarse a otros sitios que también ofrecen melodías en Internet.
Dichas páginas electrónicas son hasta más difíciles de controlar pues no poseen servidores susceptibles a una desconexión. Esto dificultará su seguimiento y un eventual bloqueo. Además, es común encontrarse en esos sitios avisos de la ilegalidad del formato musical pero de un modo sutil: "baje la canción, escúchela, y si le gusta compre el disco, pero borre el MP3".
Esto crea la sensación de que no se incumple la ley y fomenta el hábito de "bajar" las canciones. El asunto, en todo caso, va mucho más allá del teclado. La industria electrónica está frotándose las manos pues ya no hay que atarse a la computadora para escuchar la música.
La compañía Diamond (http://www.diamondmm.com) vende en Estados Unidos el Rio PM300, un reproductor portátil tipo discman, que almacena dos horas de música. De solo esta clase de aparatos hay media docena de versiones en el mercado.
La japonesa Casio vende un reloj que reproduce MP3. Con la ayuda de unos auriculares permite 33 minutos de música en calidad alta; 44 en media y 66 en baja. Además, como diría James Bond, da la hora.
Pronto la moda hasta tomará los hogares. Imagine un aparato que suena sin interrupción dos semanas de música (350 horas, 7.000 canciones) encontrada en la red o tomada de un lector de disco compacto. Esto lo ofrece la empresa Lydstrom (http://www.lydstrom.com) con su SongBank.
Futuro prometedor
"Tenía muchos perjuicios contra el formato MP3 porque a mí me gusta el sonido puro. Pero estamos en una época donde manda la computadora e interviene mucho la electrónica en la composición musical. Esto ha creado una nueva generación de consumidores acostumbrados a eso", manifestó Alfredo ChinoMoreno, de la Radio 94.7, para quien la diferencia de sonido entre un disco compacto y un MP3 es mínima.
Según opina, el formato no solo es exitoso sino que las disqueras habrán de imaginarse otros caminos para vender compactos, mantener el mercado de consumidores musicales y promocionar a sus artistas.
Esto último obedece a que uno de los efectos colaterales de MP3 es que los artistas desconocidos ahora pueden vender y distribuir directamente sus canciones sin la necesidad de intermediarios. Solo necesitan un grabador de CD y los programas de computadoras necesarios para poner en circulación sus melodías. No obstante, el asunto no es tan sencillo... al menos todavía, pues aún no es fácil llegar a la radio por ese medio.
"MP3 no es un formato profesional para radio. Eso no implica que no suene alguna vez. Es probable, más no deseable y solo en caso de que una canción no se consiga", asegura el jefe administrativo y financiero del grupo de radio Pléyade Gris S.A, Miguel Araya, al referirse a la repercusión del MP3 en la radio nacional.
Para Araya el impacto del MP3 en radio tal vez no sea tan determinante como lo es entre la gente. A su juicio, las radios siempre tendrán música disponible por medio de las casas discográficas y los artistas la necesidad de escucharse en ellas.
El panorama, aún no está claro. Prueba de ello es que Napster aún mantiene sus operaciones y se alista a defenderse legalmente de la industria discográfica. Todavía no hay una última palabra.
Arnoldo Castillo, Director de Mercadeo para Centroamérica de Sony Music, asegura que a la tecnología no la para nadie, pues Internet va más rápido de lo que el hombre es capaz de legislar.
Castillo predice que la solución se dará a través de alianzas, como la que ya ha hecho Sony con la industria de Internet y MP3.
La polémica está servida, pero también lo está una tecnología llamada a revolucionar el mundo de la música; incluido su aspecto financiero.
Revolución en el mercado
wAntes que MP3 entrara a escena, los usuarios grababan y reproducían sonido mediante un formato llamado WAV.
wEl problema de WAV es su enorme tamaño. Dos minutos de sonido grabado en calidad CD pueden llegar a ocupar 20 MB de espacio en el disco duro.
w No solo tiene el problema de espacio, también está el tiempo que requiere para bajarse de Internet un archivo de esas dimensiones: ¡dos horas para dos minutos de canción!
w El tamaño de los archivos cambió bastante con los esfuerzos de la Moving Picture Experts Group (MPEG,http://www.cselt.it/mpeg/), un consorcio que desarrolla estándares abiertos para la compresión de audio y video. Su estándar más popular, MPEG, produce alta calidad de archivos en audio (y video en pantalla completa).
w Desde el desarrollo de MPEG, los ingenieros han ido perfeccionando el estándar para contener la máxima calidad de audio en el menor espacio posible. MP3 (contracción de MPEG1 y Audio Layer 3) es su versión más avanzada.
w El estándar MP3 es capaz de coger un tema original de un CD y reducirlo hasta 12 veces su tamaño sin hacer percibir una pérdida de calidad en el sonido.
Fuente: Centro de Información y Documentación de La Nación.