Más que la moda europea o de Oriente, la tendencia en el vestir nacional está influida por el mercado norteamericano del llamado corte informal (sportswear), que se ha esparcido por el mundo no tanto por su novedad sino por su comodidad.
El año de 1999 se presenta de manera muy simple, lo que se conoce como la temporada del minimalismo; es decir, expresar lo máximo con lo mínimo. Esto, a mi parecer, puede llegar a ser muy aburrido si no se maneja bien. Sin embargo, las líneas simples se aderezan con el corte y la textura de las telas. Entre mis preferidos está Helmut Lang, quien diseñó una colección práctica sin dejar de ser elegante.
Inspirados por los colores que tiñen el entorno de las grandes ciudades, el año que ahora empieza, sigue con los tonos de gris del 98, y el uniforme de las pasarelas parecen ser los sweaters de abotonar tipo cardigan o de cuello cerrado, combinados con faldas y pantalones. Poco a poco, otros colores van apareciendo en el panorama del 99, pero hasta la fecha no hay nada estridente y los matices de gris se combinan junto a otros tonos igual de neutros: negro, beige, verde y azul.
Nueva York
Desde la ciudad de los rascacielos, Carolina Herrera ha diseñado una colección Ðque se aparta de las fotos extravagantes que sus colegas europeos suelen sacar en revistas de modasÐ con trajes que sí se pueden usar. Su trabajo tiene detalles muy chic, bordes de pedrería en los sacos y faldas drapeadas. Diane von Furstenberg también usa el drapeado, pero en telas como el jersey strech, haciendo que sus vestidos se puedan poner por encima de la cabeza, como una camiseta, ya que no llevan cremalleras ni botones.
Nicolle Miller usa los tejidos tipo strech para lograr faldas largas que solo favorecen a las figuras estilizadas.
Bill Blass presenta su pasarela de sweater y falda, además de sencillos pero elegantes vestidos para la noche en encajes y chiffon. Igualmente, su colega Oscar de la Renta usó el chiffon y los sweatears que para el día se combinaron con sacos muy livianos. Por su parte, Donna Karan puso sus sweaters de cachemira sobre faldas elípticas y pantalones de algodón con parches en las rodillas.
Europa
Atrás quedaron los looks que resucitaban décadas pasadas, y, ahora, la moda de fin de siglo para caballeros está regresando con la simpleza del corte y la buena confección. La influencia de Versace continúa, no tanto en sus colores sino en los sacos con tres botones. Los trajes enteros vienen en telas de rayas finas, muy al estilo inglés de la famosa calle de los sastres Savile Row, que otra vez son la inspiración para todos los diseñadores.
Aunque, para los entendidos, la moda masculina se ve demasiado aburrida, el francés Jean-Paul Gaultier lanza una colección que él llama de inspiración Latin Lover, con sacos cruzados y de rayas, pantalones flojos y camisetas estampadas con motivos de tatuajes.
El británico Paul Smith sacó camisas con telas inspiradas en temas de la aristocracia: el tapiz de los sofás, las carreras y las estancias del campo.
Las casas de Valentino e Yves Saint-Laurent se han puesto al tono de los tiempos con atractivos diseños en gris y beige.
En general, las corbatas vienen ahora en colores sólidos y se combinan con camisas y trajes del mismo color. Por su parte, los zapatos llevan detalles de hebillas plateadas.
Accesorios
La moda son los collares de cristales, cuentas de vidrios y la pedrería de fantasía. Las perlas, en su mayoría, son grises, violetas o negras. También regresan en estos materiales los prendedores con motivos de flores e insectos.
Los zapatos y los bolsos son de terciopelo y gamuza, y de telas tipo casimir con detalles en plata o diamantes falsos. Estos últimos vienen en formas casi arquitectónicas, de líneas simples y muy acordes con el minimalismo que reina por los centros mundiales de la moda.
Para nosotros, estas tendencias se pueden aprovechar para olvidarnos de los años 60 y 70, las telas estampadas con pieles de animales y los zapatos de plataforma.
Esta nueva inclinación de la moda es un estilo que se puede convertir en lo que se llama "elegancia casual", adaptándose a cualquier persona, sin causar, como en otras modas, el temor al ridículo. Es más, parece ser que el 99 nos vuelve a todos un poquito más serios.