Acción en familia: así sucede ahora que los Cortez se meten en una muy loca aventura de espías y de científicos buenazos, en una isla volcánica poblada de bichos extraños, para darle cuerpo a una película que llega como secuela de un reciente éxito de taquilla. Se trata de Miniespías 2, con el subtítulo de La isla de los sueños perdidos (2002), también dirigida por Robert Rodríguez.
Seguramente ustedes recuerdan aún cuando, en la primera cinta, Carmen y Juni libraron a sus padres (y a otros espías) del atolladero en que se habían metido. Allí, Gregorio e Ingrid (así se llaman los padres, pareja de espías) se convencieron de que sus güilas traían el espionaje en las venas y de que hijo de tigre sale pintado.
Pues bien, ahora Carmen y Juni tienen una enorme responsabilidad sobre sus hombros, un año más de anchos, que los niños crecen. Es que la Tierra está en peligro, y en ello podría estar metido (¿o no?) un científico especialista en investigaciones genéticas llamado Romero, quien está atrincherado en una isla tan maravillosa como peligrosa.
Los chiquillos Cortez cuentan -esta vez- con inventos más alocados a su favor. Sin ellos, un espía no es espía. Son: zapatos impulsados por cohetes, relojes con conexiones a satélites y a Internet (dicen cualquier cosa, ¡menos la hora!), algún robot personal (tan útil como adorable), una veloz nave subacuática con estirpe de dragón, computadoras muy súper y otros tantos "chunches" del espionaje.
Sin embargo, en la isla donde se genera el peligro para la Tierra hay una especie de zoológico con rarezas genéticas, donde se cruzan caballos con moscas, gatos con peces, arañas con monos, lagartijas con serpientes y hay hasta un cerdo volador (gracias a sus genes de gorrión), amén del mítico centauro.
Con ellos deben verse nuestros pequeños héroes, con Romero y también con otro par de miniespías (¡claro!). Como algunos artefactos no les sirven en esa isla, a la misión deben sumarse los padres Cortez y, ¡qué bueno!, los abuelos. ¡Ajá!: familia que espía unida, permanece unida.
Definitivamente, se trata de una película fantasiosa y ágil, donde su director Robert Rodríguez es -además- guionista, productor, director de fotografía, montajista, supervisor de efectos visuales y diseñador de sonido. Por supuesto, el filme repite actores: Antonio Banderas (Gregorio), Carla Gugino (Ingrid), Alexa Vega (Carmen) y Daryl Sabara (Juni): lo hacen con el mismo encanto de antes.
No olvidemos que algunas secuencias se filmaron en Costa Rica, lo que agudiza el feliz entretenimiento para nosotros.