Un relato de terror, esto es la leyenda de Matilda Dixon que se cuenta en Darkness Falls, pueblo pesquero fundado a principios del siglo XIX en los Estados Unidos. Es una leyenda con tanta tradición que parece tener vida propia, por lo que ahora el cine la recrea en la película En la oscuridad de la noche (2003).
Matilda Dixon vivía cerca del faro de Darkness Falls. Ella y su esposo fueron de las familias balleneras que fundaron el poblado. Cuando Matilda quedó viuda, se dedicó a los niños del lugar, a cuidarlos con dulces y galletas, sobre todo si los chicos le regalaban sus dientecillos de leche.
De ahí, Matilda se ganó el mote de Hada de los Dientes, así hasta que llegó la desgracia: un incendio consumió parte de su casa, ella se negó a la ayuda de lo vecinos y -a los días- la vieron con una máscara de porcelana blanca en la cara.
Una tarde de 1841, unos niños dijeron que iban a donde el Hada de los Dientes, y se esfumaron. Los vecinos culparon a Matilda, le quitaron la máscara y le vieron el rostro desfigurado por quemaduras, encontraron una vasija llena con dientes de leche y -se dice- que asesinaron a Matilda. Lo cierto es que el Hada desapareció.
Sin embargo, los niños sí aparecieron poco después. En el pueblo optaron por no hablar más del asunto; pero la leyenda fue creciendo en la tradición silenciosa del secreto oral: Matilda pasó a ser un monstruo que atacaba en la oscuridad.
El cine, con su gusto por lo extraño y sobrenatural, tomó esa leyenda y la llevó a la pantalla en un cortometraje titulado El Hada de los Dientes, dirigido por Joseph (Joe) Harris, quien ahora aparece entre los guionistas de En la oscuridad de la noche.
Esta última es una cinta de terror, dentro del esquema más tradicional de este género, donde las secuencias de horror y de suspenso se mezclan de manera efectista, a veces predecible, mientras enlaza sustos y sustos para mantener la inquietud de quien ve la película.
Esto gusta al espectador generoso que suele abandonarse con facilidad al terror que -en el filme- surge siempre de las sombras (porque al hada del terror la hiere la luz; así, el filme termina cuando se encienden las luces de la sala de cine: obvio). Es un horror que comienza por un diente de leche y termina... con otro diente de leche; si no lo creen vayan al cine, y lleven foco por si los atemoriza la oscuridad.
No se trata de una de las mejores cintas del género del terror, de ninguna manera. Posiblemente los muy críticos más bien humoricen con la trama (lo que también es saludable y debe agradecérsele al filme), pero lo cierto es que hay empeño del director sudafricano Jonathan Liebesman por asustar con sus artificios.
En ello le ayudan el actor Chaney Kley, la actriz Emma Caufield (a quien hemos visto en tele como Anya, en Buffy, la cazavampiros), acompañados por el niño Lee Cormie, mejor actor que ninguno para convencernos de los terrores nocturnos.