Hace dos años, la banda de merengue Bananas partía para su primera gira por Europa cuando la policía aeroportuaria dijo haber encontrado siete kilos de cocaína ocultos dentro de sus bongoes.
La banda entera, uno de los grupos más famosos de Colombia, fue encarcelada de inmediato. De la noche a la mañana, de la constelación de estrellas rutilantes en el escenario musical que había sido hasta ese momento, Bananas pasó a ser apenas otro montón de músicos colombianos vinculados al narcotráfico.
Cada miembro de la banda fue condenado por cargos de contrabando de drogas a raíz de ese hallazgo, anunciado el 27 de mayo de 1995. Pero ¿estuvieron realmente implicados? Todos excepto el baterista, relativamente nuevo en el grupo, y dos miembros del equipo técnico, juran que no sabían nada de las drogas.
"Quería gritar al viento que éramos inocentes", dijo Javier Echeverría, de 37 años, uno de los cantantes, en un salón de reuniones de la destartalada cárcel Modelo en Barranquilla, donde el calor tropical y el hacinamiento hacen de la vida una sudorosa pesadilla.
El baterista Ricardo Gregorio Querales y los dos asistentes -Severiano González y Jairo García- se confesaron culpables a cambio de una reducción de sus sentencias a seis años. Los tres habían admitido casi inmediatamente ser los responsables del contrabando, y dijeron que los cinco líderes del grupo no tenían ni idea de lo que estaba pasando, pero el juez no quedó convencido.
El pasado 5 de noviembre, condenó a los cinco a nueve años en prisión, a pesar de que nadie testificó contra ellos y que los bongoes pertenecían a Querales.
"No hubieran sido condenados si esto hubiera pasado en otro país", dijo Luz Marina Monzón, una abogada de Bogotá que revisó el proceso y es una férrea crítica del sistema legal colombiano. "Hay un dicho en casi todo el mundo: es mejor absolver a un hombre culpable que enviar a una persona inocente a prisión. Aquí es lo opuesto", agregó.
Monzón, que tiene más de cinco años de experiencia como defensora pública y como fiscal, afirmó que el sistema judicial de Colombia es tan débil -un 98 por ciento de los crímenes quedan sin castigo-, que muchos detenidos son hallados culpables, aún cuando no hay pruebas, a fin de contrarrestar la percepción de impunidad.
Bananas apenas arrancaba como uno de los grupos más exitosos de Colombia.
Llevaban más de una década tocando, creando un estilo insuperable de merengue tropical que se vendía bien en todo el país. Ahora, los miembros de la banda dicen que su futuro ha quedado destruido.
La mayoría ha dejado de pagar las hipotecas de sus casas y sus esposas han tenido que emplearse en trabajos de muy baja paga para poder mantenerse. "Hemos perdido todo", dijo Mike López, cofundador del grupo, desde la cárcel donde paga condena, en esta ciudad a 700 kilómetros al norte de Bogotá. "No hay palabras que describan el horror y la angustia que uno siente debido a la injusticia".
López, de 39 años, sufrió un ataque cardíaco estando en la cárcel. Jorge Ortega, de 40 años, el guitarrista, ha comenzado a hacer artes y manualidades para pasar el tiempo. Javier Weeber, de 31 años, el pianista del grupo, dijo que estudiar la Biblia le ha ayudado a soportar su encarcelamiento.
La banda ha apelado su sentencia ante un juzgado nacional en Bogotá.
Aunque algunos de los seguidores de Bananas han pedido su liberación, la mayoría del público se ha olvidado del grupo o lo considera como una noticia de ayer.
El juez sin rostro en el caso de Bananas accedió a ser entrevistado por The Associated Press, pero sólo a través de un vidrio que no deja ver del otro lado y por un micrófono que distorsiona su voz.
En Colombia, la identidad de la mayoría de los jueces se mantiene oculta bajo un polémico sistema conocido como "jueces sin rostro", creado en los años 1980 para protegerlos de la intimidación de los narcotraficantes.
El juez rehusó discutir detalles del caso, pero aseguró que no disfrutó en condenar al grupo.
"Busqué cualquier forma posible para encontrarlos inocentes, pero no había ninguna", aseguró. "Lo peor que puede sentir un juez es que ha condenado a un hombre inocente. Estoy seguro de que no lo hice".
Pero los que apoyan a Bananas afirman que el dictamen se basó en evidencias objetables, como que el grupo accedió a tocar en Suiza por menos dinero del que obtuvieron por un recital en Colombia, o que los integrantes inicialmente defendieron al baterista, afirmando que confiaban en él.
Ningún testigo implicó a los líderes del grupo, e incluso la persona que anónimamente dio la información sobre la droga a la policía aeroportuaria, sugiriendo que revisara el equipaje de la banda, afirmó que sólo dos o tres miembros del grupo estaban involucrados.
"Nunca pensamos que todavía estaríamos en la cárcel y con cada vuelta del caso pensábamos que alguien se daría cuenta de que habían cometido un error", dijo López.
"¿Ha oído hablar de la Dimensión desconocida?", dijo en una referencia a la serie televisiva de tensión y misterio conocida en inglés como The Twilight Zone.
"Esta es para nosotros la pesadilla en la vida real de la Dimensión desconocida", agregó.