Hay desastres que están más allá de la explicación racional inmediata. Es lo que sucedió, en 1966, en el pueblo de Point Pleasant, en Virginia, en los Estados Unidos, donde una serie de apariciones sobrenaturales -entre otros misterios- fue el inicio de sucesos con carácter de tragedia.
Con esos hechos como tema, llega ahora una película que juega con lo paranormal para crear un clima de suspenso y de intriga; se trata del filme Mensajero de la oscuridad (2002), dirigido por Mark Pellington y con las actuaciones de Richard Gere, Laura Linney y Alan Bates.
En realidad, la cinta se basa en las investigaciones del periodista John A. Keel, del Washington Post, recopiladas en el libro Las profecías Mothman (1975), donde se describen los extraños sucesos de Point Pleasant que llevaron (supuestamente) a una tragedia con el desplome del puente sobre el río Ohio, con la muerte de 47 personas.
Sobre todo, se indaga (en el libro y en la película) sobre la presencia de una desconocida figura que se les presentaba a los vecinos del lugar y que fue bautizada con el nombre de Mothman, el hombre polilla, por su parecido con tal insecto, pero en tamaño gigante.
Algunos identificaron esa especie de mariposa nocturna con cierta alma atrapada en reinos infernales, que aparece como prólogo de la fatalidad. Hubo quienes investigaron en el tema con algún rigor, para otros es asunto de superstición e ignorancia, para algunos es indicio de la desdicha o señal religiosa.
La película es parsimoniosa con su trama, como para llegar al misterio poco a poco, aunque nunca renuncia a momentos visuales acelerados (cercanos al videoclip), algo efectistas, ni tampoco renuncia a lugares comunes (como teléfonos desconectados que suenan). Eso sí: es una historia difícil de creer, aunque se base en hechos reales, y las malas actuaciones ayudan bien poco a alimentar el interés (Richard Gere no expresa nada: como siempre).