Durante 30 años, Danza Universitaria –sí, Danza U o la Compañía de Danza de la Universidad de Costa Rica– nos ha mantenido pendientes de cada uno de movimientos y con ellos nos ha entregado reflexiones, certezas, preguntas, humor, emoción, panorámicas, intimidad y, sobre todo, mucha belleza.
Con rigor académico, sensibilidad de artista y ojo crítico, Marta Ávila se dio a la tarea de recoger las huellas que ha dejado tanto movimiento y ahora nos lo presenta en un libro que, sin duda, es fundamental para la historia de la danza y el arte en Costa Rica.
En esta publicación, la danza bailada en tres décadas (1978-1998) se vuelve palabra escrita e imagen, se transforma en historia y en memoria, se hace testimonio y análisis.
Se trata de un libro donde Marta Ávila –exbailarina, profesora y crítica de danza– formula un recuento de la historia de la compañía: aquí está el nacimiento de esta que es la primera compañía profesional de danza del país, así como su evolución, estilo, hitos, especificidad, escenarios, giras por Costa Rica y en el extranjero, su cambio de timón y su escuela.
Todo esto se narra con gran eficacia –simple y sin rebuscamientos pseudointelectuales– y sin escatimar en fechas, nombres y explicaciones acerca de la trascendencia de determinada coreografía o del trabajo de algún creador con la agrupación universitaria.
La autora no desdeña a los protagonistas y pone especial cuidado en hablar del coreógrafo fundador de esta agrupación, Rogelio López, quien la dirigió entre 1978 y el 2006.
También se detalla el aporte como bailarín y coreógrafo –y ahora como director– de Luis Piedra, así como de diferentes bailarines y creadores que con su paso imprimieron un trazo vital a Danza Universitaria.
Ávila trasciende las anécdotas y los datos históricos. Ella analiza los lenguajes y los estilos abordados por este grupo durante su trayectoria, y hace relucir sus características, lo que los ha diferenciado.
Por supuesto, Ávila reconoce ganancias y pérdidas en los diferentes espectáculos y etapas de La compañía. Por ejemplo, ella afirma que el largo paso de Rogelio López es una de las características que hace única a esta agrupación, e identifica, en el trabajo de ese coreógrafo, dos líneas predominantes.
Una línea de López es la dramática, que manifiesta un marcado interés por la teatralización de la danza y la economía de movimientos para abordar, sobre todo, problemas sociales. La segunda línea son los trabajos de estética placentera –como los llamó López–, en los cuales privan las coreografías cortas y con exigencias técnicas muy altas que pretenden provocar placer en el espectador.
Es un libro en que las fotografías son importantísimas, ya que no son mera ilustración sino que le permiten al lector adentrarse en las imágenes que ha producido Danza Universitaria en su imparable danzar, así como acercarse a quienes han bailado con esta compañía, a sus clases y a su producción. Son una crónica gráfica de tres décadas de historia de Danza Universitaria.
Todo lo anterior se complementa con un detalle por año de cada una de las coreografías interpretadas por Danza Universitaria. Se indican el nombre de creador de la coreografía, los bailarines que participaron en cada obra, la música que se usó (y su duración), el tema y hasta quién fue el creador del vestuario.
Danza Universitaria: Trazos vitales (1978-2008) permite combatir la fugacidad de la danza y ofrece a los lectores un retrato de una historia que no cesa de moverse y aún sigue escribiéndose en nuestros escenarios. Con este retrato se puede contemplar, en todas sus dimensiones, la profunda huella dejada por esta agrupación.