por Paco González Paz
Nueva York, 1 ene (EFE). Las estrictas medidas de seguridad que ha adoptado EEUU por el temor a atentados terroristas ha producido un inusual despliegue policial en las celebraciones de Año Nuevo, así como problemas a algunos vuelos que trataban de llegar al país.
Según desvela hoy la prensa estadounidense, hace unos días las autoridades obligaron a un avión procedente de México a regresar a su punto de partida sin dejarle tocar territorio de EEUU, mientras que anoche agentes federales inspeccionaron un avión procedente de Londres nada más aterrizar en Washington.
Estas medidas son un reflejo del temor y la angustia que vive el país, cuyas autoridades elevaron hace apenas diez días el grado de alerta al segundo nivel de mayor peligrosidad ante un eventual atentado.
Esta misma psicosis hizo que la tradicional despedida de año en Times Square, en Nueva York, se realizara bajo el mayor despliegue de efectivos militares y policiales de la historia de la ciudad.
Bajo la mirada atenta de francotiradores apostados en las azoteas y agentes de las unidades antiterroristas, cerca de un millón de estadounidenses y turistas despidieron el año con el tradicional descenso de la bola de cristal en la céntrica plaza del barrio de Broadway.
"Si hay algún lugar seguro en el mundo esta noche es Times Square", comentó anoche a la cadena CNN una turista, que tuvo que aguardar hasta seis horas para sortear los controles policiales, los arcos detectores de metales y los que identifican materiales radiactivos para poder entrar en la plaza.
Mientras toneladas de confeti y decenas de miles de globos convertían a la luminosa plaza de Times Square en un espectáculo multicolor, varios helicópteros sobrevolaban el cielo de Manhattan, que durante unas horas estuvo cerrado al tráfico aéreo.
Precisamente, los vuelos han sido un gran motivo de preocupación para las autoridades estadounidenses, que temían una repetición de los atentados del 11 de septiembre de 2001 aprovechando el carácter festivo de la jornada y las grandes aglomeraciones de gente.
Anoche mismo, agentes federales abordaron e inspeccionaron un avión de British Airways con 247 pasajeros en el aeropuerto de Dulles, en las afueras de Washington.
Según publica hoy el diario "The Washington Post" citando a un portavoz de la compañía aérea, el avión fue aislado a varios cientos de metros de la terminal principal del aeropuerto, tras ser escoltado en su vuelo por varios aviones de combate.
Agentes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y la Agencia de Seguridad en el Transporte (TSA) abordaron el avión, registraron concienzudamente los equipajes e interrogaron a los pasajeros que, tras cinco horas de espera, pudieron abandonar la aeronave.
La portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, Rachel Sunbarger, indicó que se recibió información sospechosa que obligó a inspeccionar el aparato, y agregó que se había llevado a cabo una revisión especial del equipaje.
Después de que se permitiera el desembarco, uno de los pasajeros, David Litwick, dijo a un canal de la televisión en Washington que él y su esposa no habían sido interrogados, pero que cuatro agentes del FBI hablaron con una mujer que parecía oriunda de Oriente Medio.
El hecho ocurre después de que el lunes el gobierno de Estados Unidos anunciara una petición a las líneas aéreas extranjeras a colocar agentes armados en sus vuelos hacia o desde Estados Unidos cuando se considere necesario.
El diario "The New York Times", por su parte, informa hoy de que que la semana pasada las autoridades de EEUU ordenaron al piloto de un avión que procedía de México a que cambiara de rumbo y retornara a su punto de partida al sospecharse de posibles acciones terroristas.
El mismo diario señala que medidas similares se adoptaron con "cinco o seis vuelos que procedían del Reino Unido, México y otros países".
Agregó que en otros casos "aviones de combate F-16 han vigilado en vuelo algunos aviones de Air France y otras aerolíneas que llegaron a grandes ciudades de EEUU, incluida Los Angeles". EFE
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