El enorme cartel puede verse desde la calle: “Se vende”. La vieja ermita se llama San Cristóbal, está sobre un cerro en Aldeavieja, Avila (España) y su historia respira cine.
Ahí filmaron la película Marcelino pan y vino (1954), pero ahora está en venta por dos millones de euros (unos ¢1.000 millones).
Sus dueños desde 1958 intentaron hacer de ella un parador de lujo y un museo de arte, pero no lograron gran cosa para rescatar este edificio histórico.
“Sus propietarios actuales, Manuel Seco de Arpe y María del Carmen Fiastre, pusieron todo, y las instituciones públicas, nada”, afirma un artículo del diario español El Mundo .
Marcelino pan y vino llegó a la pantalla grande en 1954 y se convirtió en una de las películas más universales del cine español. El monasterio derruido que sirvió de escenario a la conmovedora historia del niño adoptado por 12 frailes franciscanos, fue construido en el siglo XII y llegó hasta nuestros días tras ganar arduas batallas contra el tiempo.
Durante los últimos años sus dueños intentaron conseguir la subvención del estado para convertir la ermita en un museo cultural pero terminaron literalmente arruinados.
Ahora su única esperanza es que la ermita se mantenga en pie durante siglos, y que aquella imagen de un monasterio que el cine y la televisión hicieron famosa se mantenga por muchos años.