
"Señor presidente, misión cumplida", dijo con solemnidad Lech Kaczynski, en su discurso de aceptación de la presidencia de Polonia, al dirigirse a su hermano mellizo Jaroslaw, presidente legislativo (elegido hace mes y medio) por el Partido Ley y Justicia (PiS), que ambos fundaron.
Más que una cuña política, la dedicatoria fue un guiño de sangre, de complicidad única arrastrada por ambos desde antes de nacer, desde su concepción simultánea.
Muy probablemente este lunes, al celebrar un logro conjunto sin precedentes en el mundo (nunca antes se había dado el caso de que, tras una elección democrática, dos gemelos ocuparan los dos puestos de mayor jerarquía en país alguno), Lech y Jaroslaw, hoy de 56 años, revivieron un lejano día, 44 años atrás, cuando eran unos chiquillos rubios y pecosos.
Entonces tenían 12 y recibieron la noticia de que habían sido elegidos para participar como protagonistas en la película Dos que robaron la luna , un cuento infantil de aventuras. Rodada en 1962 por el director Jan Batory, se convirtió en el filme para niños más exitoso en Polonia.
Sin embargo, aquello de ser estrellas adolescentes no caló en los inquietos mellizos: su destino parecía estar indefectiblemente ligado a la esfera política.
Desde su adolescencia, Lech y Jaroslaw han tenido una trayectoria profesional y política casi igual, como si su parecido físico no fuera suficiente.
Distinguirlos, un juego. Los gemelos, pequeños y regordetes, de rostro redondo, parecen dos gotas de agua. La similitud de su apariencia es tal que a veces sus colaboradores más cercanos los confunden. La única diferencia es que Lech, el menor por 45 minutos, tiene dos lunares, uno sobre la nariz y el otro sobre la mejilla izquierda.
En los últimos meses, los polacos no solo comentaban sobre la conveniencia de elegir a uno, a otro o a ambos, sino que se dedicaron a auscultar los carteles y panfletos electorales, en una especie de divertido intento por distinguirlos.
Así, poco a poco empezaron a diferenciarlos gracias a pequeños detalles: Lech lleva anillo de matrimonio mientras que su hermano, soltero, a veces usa un peinado un poco desordenado.
Amén de sus similitudes físicas, los Kaczynski son abogados y están ligados a la historia del sindicato Solidaridad. Sin embargo, como los dos poseen un temperamento impetuoso y fuertes ambiciones, se han separado de muchos de sus antiguos compañeros políticos (incluido Lech Walesa) en medio de disputas.
Los gemelos son fervientes patriotas, fieles católicos y defensores del orden, partidarios de un Estado fuerte y de la reintroducción de la pena de muerte.
Para darle más peso a sus palabras, Jaroslaw Kaczynski solía introducir sus discursos en el Parlamento con las siguientes palabras: "Mi hermano y yo somos de la opinión...".
Hoy, con Lech como jefe de Estado, ambos se convierten en los dos hombres más poderosos de Polonia.
Sin embargo, es Lech, elegido Presidente, quien acaparó las semblanzas en los diarios la semana anterior. Se dice que el menor de los Kaczynski es un brillante orador y está convencido de poseer la fórmula para hacer de Polonia un país fuerte.
Pese a su carácter difícil y obstinado, su discurso, populista y radical, lo llevó a derrotar al favorito de las elecciones, el más joven y tolerante Donald Tusk, de la liberal Plataforma Cívica (PO).
Aunque los hermanos se caracterizan por su "línea dura", no hay duda de que es el nuevo Presidente del país quien aventaja a su gemelo en cuestión de rudeza.
La prensa polaca lo ha definido como un político que rara vez sonríe y bromea, pese a los consejos de sus asesores.
Esa forma de ser parece haber gustado, sobre todo, a los electores de más edad y de las áreas rurales que son los que apoyaron masivamente al candidato conservador.
No obstante, hay ciertos antecedentes que avivan la antipatía que suscita entre muchos polacos. No le perdonan, por ejemplo, que durante un acto que presidía como alcalde de Varsovia, al acercársele un anciano de modesta apariencia que trataba de decirle algo, Kaczynski le espetó: "Desaparece de aquí, vejestorio!".
Su hermano "mayor" no quiso hacer nunca comentarios respecto a este hecho, que provocó toda una batahola en la prensa.
Apoyados uno en el otro, en su lucha por las buenas costumbres y la moral, hicieron cerrar sex- shops y burdeles y, en nombre de la limpieza, también le declararon la guerra a los vendedores callejeros.
Ahora, ambos planean poner orden en Polonia. Será un orden al mejor estilo de los Kaczynski, quienes a pesar de todo siguen profesando un gran respeto ante las decisiones, observaciones y regaños de su orgullosa madre, Jadwiga Kaczynska.
Tras enviudar y sin más hijos que ellos, los tres se convirtieron en un triángulo indisoluble.
El domingo, Jadwiga se declaró "feliz", por la elección de su hijo como presidente de Polonia, pero también tuvo palabras de elogio para el cargo de su otro hijo, que había ganado las legislativas seis semanas antes, el 25 de setiembre.
"Soy feliz, muy feliz", afirmó a la agencia AFP la señora de 78 años, para luego agregar que sus retoños "solo harán cosas buenas para Polonia".
Profesora de literatura ya jubilada, la madre de los mellizos "súperpoderosos" dijo que los crió "para que fueran buenos polacos, patriotas y hombres justos y sensibles".
"Espero que Lech sepa ser un buen presidente", añadió la mujer, quien de joven formó parte de la resistencia polaca antinazi.
A sus 56 años y en la cumbre del poder, los "muchachos" siguen escuchando con atención los consejos de su madre.
"Cuando Jaroslaw tiene que aparecer en la televisión, siempre me dice: 'Mamá, oye bien mi discurso. Tú eres mi primera crítica", contó Jadwiga.
Como era de esperarse, tras este inusitado triunfo doble en la política, las copias en versión digital de Dos que robaron la luna figuran de nuevo entre las películas más solicitadas en las tiendas de videos de Polonia.
Elaborado con información de las agencias DPA, EFE, AFP y el diario El Universal online.