TEATRO Y LEYENDA se conjugan para sumar una película impactante, tanto en su textura visual como en su argumento; se trata del filme Letras prohibidas: la leyenda del marqués de Sade, que se permite recrear los últimos días y las angustias del escritor francés Donatien-Alphonse François, el marqués de Sade (1740-1814).
Leyenda, porque la veracidad de la conducta de Sade y de sus ideas provocativas se confunden -en la cinta- con la reinvención del personaje y de su obra. Teatro, porque la cinta se basa en una pieza teatral del escritor estadounidense Doug Wright, quien (precisamente) escribió el guión a partir de su obra.
La película, realizada con convicción por el director Philip Kaufman, viene a estrujar conceptos sobre una figura hartamente polémica que no encuentra -todavía- su retrato definitivo, pero cuya literatura subsiste terca entre el escándalo de las censuras y el elogio de conocidos pensadores. ¿Genio o pornógrafo?
Para algunos, las del marqués de Sade son las letras de un obsceno degenerado, como si los demonios escribieran con él (el termino "sadismo" se deriva de su nombre, y hay quienes dicen que este es el único aporte del Marqués a la cultura).
Para otros, son las letras de un genio marginado, el genio de la sátira que supo llevar al terreno arisco del sexo ilimitado nada menos que el reflejo de la decadencia de la nobleza de su época, para revelar -así- el lado enigmático y perverso del ser humano.
Lo cierto es que, por su conducta y por sus libros, Sade sufrió prisión continua y -luego- el encierro en manicomios, mientras caía la monarquía francesa, surgían revoluciones y llegaba el imperio napoleónico (aquí se ubica la película).
En ese contexto, con Sade ocurrió aquello de que si se echa fuera del mundo a un ser humano, él construirá (para bien o para mal) un mundo propio; desde ahí, él insistió por su verdad. Como dice el escritor mexicano Octavio Paz: "El filósofo del sadismo no fue un victimario, sino una víctima". Este es el concepto que se maneja en el filme.
Letras prohibidas, con esa tesis, nos enseña a Sade como un cronista de su época, quien pone en evidencia a sus enemigos gratuitos, censores de dobles códigos, mientras el filme se convierte en un inteligente estudio sobre el papel transgresor de la literatura, sobre lo normal y anormal como temas discutibles de la conducta humana y sobre el agotamiento de las censuras.
Lo hace con el aporte de las excelentes actuaciones de Geoffrey Rush (como Sade), Michael Caine, Kate Winslet y Joaquín Phoenix. Cine intenso en conceptos, seductor en imágenes y significante en atmósfera, que nos recuerda la expresión del propio Sade: "¿Acaso les corresponde a ustedes, la humanidad, afirmar qué es el bien y qué es el mal?"
Cómo, dónde, cuándo
Letras prohibidas: La leyenda del marqués de Sade se exhibe en Magaly, Plaza Mayor, San Pedro, Cinemark.
Entrada: ¢1.100. Precio especial para pensionados.
Horario: Funciones regulares.