Beirut . Líbano amaneció hoy paralizado tras los llamamientos al luto y la huelga por el asesinato ayer del exprimer ministro Rafic Hariri, cuya muerte amenaza con una nueva etapa de inestabilidad en el país.
Las banderas ondean a media asta en las instituciones gubernamentales, que permanecerán cerradas tres días, así como los bancos, colegios y comercios en señal de duelo por Hariri, considerado como el artífice de la reconstrucción del Líbano.
También el Ejército ha sido puesto en estado de alerta, y los soldados han multiplicado los puestos de control y patrulla por las calles libanesas.
Ayer, la oposición había llamado a una huelga de tres días en protesta por este asesinato, del que hasta ahora se desconoce con certeza si fue causado por un coche-bomba o un suicida.
Otras 14 personas murieron en la explosión, ocurrida delante del hotel San Jorge, ubicado en el paseo marítimo beirutí, y que dejó además más de 100 heridos, entre ellos el ex ministro de Economía, Basem Freijan, que tiene quemaduras en el 90 por cien de su cuerpo y tuvo que ser trasladado anoche a Francia para ser tratado.
Los altavoces de las mezquitas difunden versículos del Corán, mientras que las emisoras de radio y las televisiones emiten música clásica, solo interrumpida por los noticieros.
A pesar de los llamamientos a la calma lanzados por la familia de Hariri, anoche decenas de beirutíes trataron de destrozar una sede de la rama libanesa del partido Baaz (en el poder en Siria) en el barrio popular de Tarik Jdide.
Coreando eslóganes antisirios, los jóvenes quebraron los escaparates de los negocios de un edificio de doce plantas, (la primera ocupada por la sede de Al Baaz), y después quemaron un retrato del presidente sirio Bachar al Asad.
Solo la intervención de las fuerzas armadas impidió que los manifestantes llegaran hasta la sede para destrozarla, y en vista de que no conseguían sus propósitos, se contentaron con quemar neumáticos e interrumpir la circulación en ese barrio.
Gran parte de la población imputa el asesinato de Hariri a Siria debido a que Damasco le consideraba responsable de la resolución 1559 del Consejo de Seguridad de la ONU, que exige la retirada de sus tropas del Líbano, la no injerencia de las autoridades de Damasco en los asuntos de su vecino y el desarme de todas las milicias.
El sentimiento antisirio de una parte de la población, contenido hasta ahora, se dejó notar en cuanto se supo que Hariri había sido víctima de un atentado.
En el hospital de la Universidad americana de Beirut, delante de la casa de Hariri en el barrio de Koraytem, y en Sidón, su ciudad natal en el sur del país, se repiten los llamamientos a la retirada de los 15.000 soldados sirios del país
Casi ningún libanés da credibilidad a la reivindicación del asesinato por un grupo islámico, de la corriente wahabí, aunque la policía ya ha identificado al autor del comunicado como un libanés de origen palestino, Ahmad Taysir abu Abas, de 22 años, cuyo domicilio beirutí fue meticulosamente registrado.
La casa de Hariri acoge hoy una peregrinación de libaneses de toda condición que vienen a presentar su pésame a la familia.
El más destacado líder opositor, el druso Walid Yumblat, acusó hoy al "régimen de asesinos" instalado en el Líbano de haber planeado y perpetrado el asesinato, en declaraciones al diario "LOrient-Le Jour".
Yumblat, auténtico azote de la presencia siria en el Líbano -como también lo fue Hariri, pero de forma más discreta- recordó de nuevo que Damasco "tiene al Líbano como rehén so pretexto de la paz global", y afirmó que la resolución 1559 no va a ser suficiente para conseguir que "el Líbano viva liberado de Siria".