:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/gruponacion/FFDFGSSOGFHYVG2MFO4QACUKME.jpg)
Enfundado en la camiseta que portaba el día que ganó la Maratón de Boston, Mateo Flores habló de todo.
Doroteo Guamuche Flores. Tez morena. 1,68 metros de estatura. 74 años. Hoy funge como kadi --ayudante del jugador de golf--. Padre de seis hijos, abuelo y bisabuelo. Devoto de Jesús de Nazareno y el Cristo de Esquipulas.
Estos datos no le dicen nada a usted. Pero... ¿le suena el nombre Mateo Flores?. Doroteo Guamuche Flores es Mateo Flores, leyenda viviente del atletismo centroamericano en cuyo honor se bautizó en 1952, el estadio nacional de Guatemala, donde el pasado 16 de octubre fallecieron 91 personas aplastadas por una avalancha humana.
Mateo Flores, testigo de esa masacre en la víspera del partido entre las selecciones de Guatemala y Costa Rica, vive entre nosotros.
Acompáñenos en esta entrevista concedida en Villa Mirtala, una propiedad de 1.500 metros cuadrados pintada de color amarillo, ubicada en las afueras de la capital.
Lo encontramos, a las 10 a.m., arrecostado a la puerta principal de su casa. Su cabello y bigote canosos y grandes anteojos de aro metálico simbolizan la huella de la experiencia.
"Quiero enviarles un saludo a todo el pueblo tico y a la prensa costarricense". Un mensaje de la gente de campo... de la gente como Mateo Flores, nativo de la aldea de Cotió, Mixco, donde en 1922 vio la luz del mundo en esa comunidad a 20 minutos de la capital, famosa por el chicharrón y los chocolates.
--¿Estuvo en la tragedia?
--No vi mayor cosa. Esperaba a mi familia en las afueras del estadio, donde pasé la mayor parte del tiempo.
--¿No se percató de lo sucedido esa trágica noche del 16 de octubre?
--Me di cuenta que habían inaugurado la pantalla y quemaron bombas pirotécnicas. Despues vi el movimiento de los bomberos, lo que me llamó mucho la atención. Pensé que hacían preparativos por si pasaba algo. Luego pasó una motobomba... Creí que se había incendiado la pista de atletismo.
--¿Cómo se enteró?
--En las afueras del estadio le pregunté a otra persona qué pasaba y me contestó: parece que murieron dos personas. "De veras; eso estuvo malo', le contesté. Subí al palco pero no se podía entrar porque había mucha gente. Además, no me querían dejar entrar. Un muchacho que me conoce le dijo a los porteros que yo tenía que entrar porque era fulano de tal. Pregunté por mi familia y me dijeron que ya estaba adentro. A cómo pude logré en el palco llegar hasta mi hijo y nietos. La situación se ponía mal; pensamos que no habría partido y decidimos regresar a casa.
--¿Notó algo extraño en el camino?
--Notamos a varios vecinos preocupados. Unos estaban tristes y otros lloraban cuando se dieron cuenta de la noticia porque había varias personas de la colonia. Eran como las 10:30 p.m. cuando llegamos a casa.
--¿Conocía el impacto de la noticia?
--Hasta esa hora, no. Lo que pasó por mi mente fue que ya no había localidades porque observé a mucha gente tratando de ingresar y a otros que se regresaron.
--¿Qué pasó después?
--Fue de lamentar porque no eran dos personas, sino un número bastante significativo. Si a un perro lo atropellan, uno siente. Imagínese ahora cuando se trata de un ser humano. No era una o dos personas... Eran muchas...
--¿A qué se debe la tragedia?
--A la propaganda que se le hizo al partido. Se dijo que iba a venir el equipo de Costa Rica y que se enfrentaría a la Selección de Guatemala. Y cómo se sabe, los ticos indudablemente tienen mejor juego que nosotros y todos querían ver si se les ganaba a ellos.
--¿Es un mal recuerdo que su nombre se asocie ahora al de la tragedia?
--Desde luego que sí. El nombre de Mateo Flores era muy mencionado en cualquier parte, pero en ningún momento por luto. Es cierto que siempre hay riñas en los encuentros, pero no llega a otra cosa como la ocurrida el pasado 16 de octubre. Es un luto grande. Pienso que la imagen del Mateo Flores se va a empañar un poco porque antes se le mencionaba por los triunfos que le daba a Guatemala.
--¿Se arrepintió de que el estadio llevara su nombre?
--Tanto como eso, no. Una cosa es muy aparte a la otra. Lo que ocurrió es algo no previsto. Nadie sabe si Dios lo escribió así.
--¿Como humano, qué opina de la tragedia?
--Lamento lo sucedido; posiblemente hubo más entradas.
--Y ¿como deportista?
--A mí me gusta ver ciertos espectáculos, pero en los estadios siempre hay riñas. Allí acuden muchas personas con sus hijitos y son estos los que salen perjudicados. Recomiendo a los que vayan al estadio que se eduquen para evitar tragedias.
--¿Cuáles pudieron ser las causas?
--Pienso que algunas personas llegaron tarde y quisieron entrar. No cabe duda que empujaron a otras y estas se fueron encima de las que estaban abajo y se inició el problema.
--¿Existe la suficiente seguridad?
--Creo que sí. Lo que pasa es que hay muchos que no tienen educación y llegan al estadio solo a perjudicar.
--¿Va regularmente al Mateo Flores?
--Cuando me queda tiempo, porque patrocino un equipo de futbol de la la liga Monserrat y prefiero quedarme con ellos.
--¿En qué año bautizaron el estadio con el nombre de Mateo Flores?
--Fue después de 1952, año en que gané la Maratón de Boston.
--¿Qué sintió en ese momento?
--Un cambio espontáneo. Seguí la corriente porque mi nombre es Doroteo. Cuando vine de Estados Unidos, donde gané la Maratón de Boston, al periodismo de allá se le hizo má fácil el nombre de Mateo Flores que el de Doroteo Guamuche Flores. Era más corto.
--Recibe muchos homenajes
--He tenido varios. Me llaman para asistir a eventos internacionales. Me sirven para que la gente sepa que Mateo Flores todavía vive porque en nuestro país se acostumbra a bautizar escenarios cuando uno ya está muerto.
--¿Tiene pensión del Gobierno?
--Tengo una pequeña pensión de parte del Estado que asciende a $166,67 (¢35.834.00). No es mucho, pero tengo una entrada fija.
--¿A qué se dedica?
--Sigo ligado al deporte. Voy al centro de la ciudad o al estadio a entrenarme un poco. A veces llego al Country Club porque siempre me ha gustado el golf. Tengo mis palos y jugamos los lunes con los muchachos del club y también me dedico al kadi.
--¿Cuántas medallas ha ganado?
--Muchas. No le puedo decir cuántas. Después del triunfo de Boston, el 19 de abril de 1952, gané otras en los Centroamericanos y del Caribe en México 54 y los Panamericanos México 55, en los que ocupé los primeros lugares.
--¿Cuál es su triunfo más significativo?
--Las medallas que gané en Barranquilla, Colombia, donde competí por primera vez como seleccionado de Guatemala y como campeón centroamericano y del Caribe. Allí me quité los zapatos porque no podía correr y descalzo entré por el oro.
--¿Qué le hace falta a Guatemala para superarse deportivamente?
--Tiempo, dedicación, entusiasmo y patriotismo.
--¿Algunos de sus hijos corre?
--Uno que es profesor de educación física y a veces corre. Los otros se dedicaron al arbitraje.
--¿Su salud es estable?
--Recién estuve internado en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, donde me operaron de la próstata. Eso fue el año pasado y salieron rumores de que había muerto después de una grave enfermedad.
--No es la primera vez que lo "matan".
--El año pasado también ocurrió. En la Maratón de Los Angeles los participantes guatemaltecos iban a correr con listón negro, pero el cónsul, Johnn Kelly, les informó de que no era cierto porque me habían tomados fotos para verificar que estaba vivo.
* Director de la revista deportiva Al Día, de Guatemala.