
The New York Times Syndicate.
Leonardo DiCaprio realizó una de las actuaciones más apasionadas e intensas de su carrera en The Departed , como un dedicado policía encubierto de Boston que pone en riesgo la vida. Lo más sorprendente es que, aunque ya se está diciendo que esta actuación es digna de un Oscar, quizá no sea la mejor de este año: DiCaprio le puso un ardor similar a su actuación como un mercenario moralmente quebrado en Blood Diamond , de Edward Zwick.
Si a este actor de 32 años de edad le molesta que estas apariciones consecutivas puedan hacer que compita consigo mismo por la codiciada estatuilla dorada, eso no es evidente.
“Es algo que no me corresponde a mí”, afirmó DiCaprio. “Me encantó trabajar en estas películas y cada día que estoy en el estudio simplemente tengo que recordar que cada momento va a quedar grabado para siempre en el celuloide. Después de que está terminado, no hay marcha atrás”.
En preparación para interpretar a Danny Archer, soldado mercenario que hace a un lado todo escrúpulo moral para contrabandear diamantes en Sudáfrica, DiCaprio viajó al Continente Negro antes de que empezara el rodaje.
“Quería ir a África con tiempo, porque para mí era totalmente extraña”, explicó. “Nunca había estado allí, ya no digamos que conociera sudafricanos o hubiera escuchado sus historias. El caso era ir y tener la sensación del lugar y de la gente, reunirme con esos hombres para beber cerveza. Yo quería hablar como ellos”.
Además de dominar el acento sudafricano, sin embargo, DiCaprio tuvo dificultades para asumir el personaje cínico de Archer, para quien África es un mundo donde no hay ni bien ni mal.
“No me gustó mucho el personaje”, dijo el actor. “Pero yo no tengo cicatrices de una situación en la que haya combatido en guerras civiles por todo el continente, no he visto violencia y corrupción interminables e implacables, ni me quitaron a mis padres. Danny es alguien que lucha para no sentir a lo largo de toda la película”.
Para Archer, la respuesta resulta ser el llamado “diamante sangriento”, que es una de esas gemas conocidas en todo el mundo como diamantes de conflictos, extraídos por mineros que en ocasiones trabajan como esclavos en condiciones inhumanas.
“Rodamos la caída de Freetown, cuando los rebeldes atacaron durante dos semanas”, explicó DiCaprio. “Fue un riesgo sin parar. Como actor, fue como si estuviera en piloto automático. Yo me decía que iba a recordar algunas cosas de mi personaje, pero lo más importante era ir del punto A hasta el punto B, sin que pasara nada malo”.
“Es como ver a un camión en llamas que viene a 60 kilómetros por hora y uno se está diciendo: Muy bien, ¿voy a esperar a que me den el pie para esquivar el camión? ¡Ey! ¿No me dan el pie?. Entonces uno mismo toma el pie y salta”.
No todo el peligro estuvo en la pantalla. Según Hounsou, entrevistado por separado, durante la filmación en Sudáfrica, fue abordado por un pistolero, al salir junto con DiCaprio de un restaurante.
“Leo se paró frente al tipo que estaba tratando de dispararme y le dijo que primero tendría que pasar encima de él”, dijo.
Cuando se le pregunta por su recuerdo de esa ocasión, DiCaprio trata de descartarlo.
“Lo único que recuerdo de esa noche es que nosotros nos ayudábamos el uno al otro”, afirmó. “No recuerdo haber sido un héroe de ninguna manera. Djimon puede cuidarse por sí mismo, créame”.
Blood Diamond muestra gráficamente la mortandad causada por el tráfico de las “gemas de conflicto”, que se origina con las milicias rebeldes que toman el control de las minas y financian la matanza de inocentes. Las imágenes negativas provocaron gran barullo en la industria del diamante.
“No me lo esperaba”, advierte DiCaprio. “Aunque la historia está basada en hechos reales y los diamantes de conflictos han financiado muchas matanzas. Simplemente no me esperaba que la industria reaccionara tan vivamente a una película”.
¿Él compra diamantes?
“En realidad no soy un tipo muy ostentoso”, aseguró el actor. “Nunca lo he sido. Mi madre es la única persona a la que le compro diamantes, y desde hace tiempo ella no ha querido. Pero esto no quiere decir que la gente no deba comprar diamantes”.
Aunque él es conocido por su participación en cuestiones sociales y ciertamente espera que Blood Diamond tenga un efecto positivo, DiCaprio insiste en que lo que lo atrajo al papel no fue el mensaje de la película.
“Yo no estaba buscando personalmente una película que adoptara una postura social o política para hacerla solo por hacerla”, afirmó. “Tenía que tener valor como forma de entretenimiento. Tenía que ser una buena película, y tenía que trasmitir un mensaje sin que el público sintiera que le estaban predicando. Creo que Blood Diamond logra todo eso.
Cuando se le pregunta qué es lo que más recordará de África, el actor hace una larga pausa.
“No quiero parecer trivial, pero en realidad fue la fuerza del espíritu humano que hay allí, el hecho de que esa gente haya pasado por tantas cosas. Pasó por una guerra civil que duró más de 30 años. La tasa de pobreza es enorme, pero la gente literalmente baila en las calles. Es decir, la alegría, la energía y la felicidad que transmiten a todos con quienes entran en contacto es increíble”.
“Hizo que quisiera regresar a mi casa y de alguna forma no escuchar los problemas cotidianos de nadie que me rodea”.