El cine, hasta ahora conocido como séptimo arte, espectáculo de masas, glorificación de la violencia o industria, puede añadir otra acepción a su significado: una nueva receta para el psicoanálisis.
Creado como arte o como forma de entretenimiento, si no con ambas finalidades, el efecto del cine en el público puede ir más allá del sabor a palomitas a juzgar por la práctica, cada vez más común entre los psicólogos, de recomendar a sus pacientes que pongan determinadas películas en sus vidas.
Problemas a la hora de unificar una familia?, Stepmom. Agobiado por la pérdida de un ser querido?, Ghost. Llevado por el alcohol y la adicción?. Días de vino y rosas.
Estos son algunos de los títulos más frecuentemente sugeridos entre los psicoanalistas que utilizan las historias de Hollywood a la hora de poder llegar con mayor facilidad a sus pacientes.
"En una película, el paciente ve lo que le pasa a otra persona que puede estar en la misma situación, y el terapeuta podrá integrar las diferentes experiencias", describe John Hesley, autor junto con su esposa del libro Alquila un par de películas y hablamos por la mañana sobre esta terapia psicológica.
Al igual que Prescripción cinematográfica, de Gary Solomon, estos libros no son los primeros ni serán los últimos en analizar la influencia que puede tener el cine en los espectadores, canalizándola para obtener lo mejor de ella.
En realidad la terapia cinematográfica sería una versión más acorde con los tiempos que corren de la práctica utilizada por primera vez por William Menninger en los años 30, conocida como "biblioterapia".
Si en aquel entonces era la lectura de un libro la que podía acercar a un paciente a las verdades que oculta, en este caso son las películas las llaves utilizadas hacia los problemas de la psique.
Clásicos y otros
Uno de los clásicos en esta terapia es Qué bello es vivir, historia protagonizada por James Stewart que puede ayudar a los pacientes a ver que hay algo más allá de los valores materiales.
Películas como Dad o On golden pond son empleadas para superar los sentimientos de culpa que puede generar la vejez de nuestros mayores y su cuidado.
En el campo de las comunicaciones familiares, especialmente entre padres e hijos, un filme común para muchos psicólogos es Field of dreams, protagonizado por Kevin Costner y donde el personaje logra reconciliarse con su padre.
El terror del séptimo arte cine también puede servir para superar traumas, como sugiere el artículo del diario de la academia estadounidense de psiquiatría en jóvenes y adolescentes titulado "El uso de los filmes de horror en la psicoterapia".
La nota común a esta amplia variedad de títulos es que se encuentren en vídeo para que el paciente los pueda ver a su propia conveniencia, volviendo sobre esas escenas que le han llegado de una forma especial para tomar notas que luego pueda compartir con su psiquiatra.
Coctel terapéutico
A pesar del auge de que disfruta esta nueva terapia, que se sigue combinando con la lectura o la música como forma de causar un impacto en el paciente, muchos son los psicólogos que no están de acuerdo con estos logros.
Criticada como "superficial", incluso sus detractores reconocen que las películas son útiles no tanto como receta, sino cuando son sugeridas por el paciente como algo que les ha causado impacto.
Estos detractores también empiezan a estar en minoría, a juzgar por la encuesta hecha en una conferencia de terapia matrimonial, en la que el 90 por ciento de los asistentes había utilizado la consabida técnica.
En casos de relaciones de parejas, filmes como Singles han sido útiles para reflejar cómo una persona se puede dejar alienar por su cónyuge mientras que The piano es un buen ejemplo para quienes quieren salir de una relación de dominación.
Todo vale, como indica el psicólogo Walter Jacobson, que ha recomendado a sus pacientes episodios de televisión de series tan populares como Star Trek (Viaje a las estrellas) o The twilight zone.
Incluso filmes como La guerra de las galaxias pueden aportar algo a la psique humana, utilizada con aquellos que son incapaces de superar su espíritu negativo.
Al menos en este caso, la terapia será más barata, ya que, dada la popularidad del filme, el psicólogo ni tan siquiera la recomienda porque ya la han visto todos sus pacientes.