En 1864, el país pudo haber tenido unas 15.000 casas. Aquellos eran tiempos en los que varias familias compartían un mismo techo, y eso que eran hogares bastante numerosos.
En 1950, para cuando se hizo el primero de los cinco censos de vivienda que ha habido, el número de casas superaba las 50.000, y más de la mitad de ellas estaban en San José. Trece años después, el aumento fue de 332%.
En ese primer censo, se contabilizaron 40.555 edificios (53% en San José); el 92% era propiedad de particulares y solo el 1% era propiedad del gobierno. De ellos, el 88% se usaban como casas de habitación únicas.
Ya en la segunda mitad del siglo XX (1950), el 71% de las casas tenía techo de zinc y el 25%, tejas de barro; en las paredes predominaba el uso de la madera (69%), seguido por el bahareque relleno (10%), el ladrillo mixto, el adobe (ambos 5%), y el hormigón armado (4%). En los pisos también predominaba la madera (69%), y todavía había casas con piso de tierra (15%). En tales años, aumentó la frecuencia en el uso de materiales como el mosaico (utilizado en el 8% de las casas) y el ladrillo de concreto (7%).
La electricidad llegaba al 82% de las viviendas y el agua por cañería, al 94%. Solo el 51% de las casas tenía servicio sanitario particular, y el 49% usaba el escusado de hueco.
Destaca que, todavía para ese año de 1950, el 89% de las casas en la provincia de Guanacaste tenía interior de hueco, mientras que en Alajuela era el 70%.
En 1963, se logró tener una idea de los montos que se pagaban por concepto de alquiler mensual. Se supo que el 67% de los inquilinos pagaba entre ¢100 y ¢199. Solo el 2% debía cancelar ¢1.000 o más al mes por rentar una vivienda.
Medio siglo después del primer censo de vivienda, el número de residencias en el país aumentó a 936.243. En promedio, en cada casa vivían 4,1 personas.
Para el censo del 2000, el 90% de las casas ya tenía agua de cañería. Sin embargo, aún existía un grupo importante de habitantes que se abastecía de agua de pozo (214.622 personas) y del agua de los ríos y las quebradas (198.445 personas).
El 60,5% de las casas estaba en el área urbana; el 99% eran casas individuales (más de 3,7 millones de personas vivían en esa condición), y el 1,5% estaban en edificios (42.948 personas). Para ese entonces, 64.070 personas vivían en tugurios (1,6% del total).
En el 9% de las alquiladas se pagaba un alquiler mensual de ¢10.000 o menos; el 39% pagaba entre ¢10.000 y menos de ¢30.000 mensuales; y el 8% ¢75.000 o más por concepto de arrendamiento.