
Hay dos razones para meterle el diente a este “chivo”.
Una: que es la oportunidad de volver a gozar a una banda que quizás le sorprendió cuando era una (o un) adolescente allá por los años 70 ú 80. O sea, reactivar los recuerdos; vivir hoy los tiempos de ayer.
Segunda razón: aparecerse en el concierto para conocer a una referencia obligatoria de cuando se habla del rock costarricense. Sí, La Silla Eléctrica fue un pilar de la actual escena, una banda que es responsable –junto con otras más– del camino que hoy tiene la escena. O sea, ir a aprender.
Si hubiera seguido activa la banda de Sex, cumpliría en este año 32 años de vida, pero cumple 19 años de haberse separado.
Y esta es una oportunidad como pocas: solo queda un concierto de la banda que tanto dio de qué hablar junto a otras contemporáneas como Igni Ferroque, U-Manos, Nabil García, Café con Leche –en su fase de dúo– y un tiempo después Distorsión, Shénuk, Modelo Para Armar, Armagedón y Amalgama.
La cita. La semana pasada La Silla Eléctrica dio el primero de los dos conciertos. Fue en el bar Trafalgar, en Guadalupe. Hoy es el último “chance” para escuchar a estos músicos de mucho colmillo.
La Silla tocará a las 8:30 p. m. en el Latino Rock Café (antiguo Meridiano al Este), ubicado diagonal a la estación gasolinera La Primavera, en barrio La California.
Un punto a favor se anota Silla Eléctrica en este breve retorno: aliarse con la sangre joven de la escena, porque en ambos chivos –el de la semana pasada y este– los caminados músicos invitaron a abrirles el concierto a Esimple, una de las bandas que promete en la escena local. Maguiversh es el más reciente disco de los Esimple. La entrada es de ¢2. 000.
La historia de La Silla no dista mucho de la de casi todas las bandas: se formó cuando sus integrantes eran apenas unos adolescentes. El guitarrista Marco Elizondo y el bajista Luis Antillón empezaron en La Silla cuando tenían 16 años. “Más que un bonito recuerdo, La Silla fue una serie de experiencias que nos enseñaron a valorarnos como músicos y a conocernos como personas”, dijo Antillón a Viva hace dos años, cuando La Silla volvió a hacer un par de conciertos, así, solo para matar la fiebre.
La Eléctrica tocaba en las Semanas U, en lugares poco convencionales e hizo circular temas como Sex. Convenció de que aquí se hacía rock con particular identidad.