Por Jorge Ruiz Lardizábal
Varsovia, 15 feb (EFE).- La salsa, el tango, la rumba, el mambo, el merengue y otras danzas latinoamericanas arrollan en las escuelas polacas de baile, que registran un auténtico asedio.
"La salsa y otras danzas latinoamericanas están teniendo enorme éxito en Polonia", dijo a EFE Tomasz Kwiatkowski, director de la Escuela de baile "Egurrola Dance Studio" de Varsovia.
La capital polaca no está aún al nivel de Berlín, donde según los conocedores se citan cada noche unas 5.000 personas para bailar salsa, mambo y tango. Pero el boom ya está ahí.
En Varsovia hacen lo mismo, por ahora, medio millar de personas, pero, según Kwiatkowski, es un hecho que danzas latinoamericanas están desplazando sistemáticamente de los salones ritmos y bailes tan arraigados en Polonia como el vals. Todo es esperar.
"Con la escuela nos va tan bien que hemos construido una nueva sede con cuatro amplios salones en los que también planeamos organizar reuniones dedicadas a la salsa y demás bailes de la región Latinoamericana y Caribe", añadió Kwiatkowski.
Muy curioso es el hecho de que los polacos hayan sido contagiados con la pasión por las danzas latinoamericanas por un anglosajón, David Mason, que llegó a Varsovia desde Dinamarca.
Amante de los bailes de América Latina y Caribe, Mason organizó sus cursos de salsa en dos clubes estudiantiles de Varsovia, los primeros de Polonia en los que se enseñaban también el mambo, el tango, la rumba y el merengue.
"Yo pensaba que, como Polonia es un país muy frío, también lo serían sus habitantes. Pero me convencí muy pronto de que era falso mi temor, de que sabían divertirse bailando. Y cómo", confesó Mason al diario "Gazeta Wyboprcza".
"Al menos en la pista de baile los polacos son seres de enorme temperamento y de ahí que se sientan muy bien bailando los calientes ritmos latinoamericanos", opinó Mason.
Otra directora de escuela de baile, Anna Krezlewicz indica otra gran virtud de las danzas latinoamericanas y es que "ayudan, sobre todo a los hombres, a vencer su timidez natural".
Según ella, a los varones les da mucha vergüenza salir al parqué y ejecutar las figuras obligatorias de las danzas latinoamericanas.
"Sencillamente sienten vergüenza, piensan que sí lo hacen mal quedarán en ridículo y no se atreven a probar, lo cual es un gran error, porque, precisamente la danza puede ayudar a trabar relaciones muy interesantes y conseguir una mayor seguridad de sí mismo", dice Krezliwicz.
Ella y otros especialistas opinan que los alumnos que se deciden a aprender estos bailes logran superar su timidez y que si además alcanzan un nivel de ejecución bueno, obtienen una seguridad muy beneficiosa en la vida cotidiana.
"Yo misma, desde que me dedico a enseñar los bailes latinoamericanos, tan alegres y briosos, me siento mucho más optimista y eso es muy saludable", confesó Krezlewicz.
El aprendizaje de la salsa depende de la habilidad del bailarín y, mientras algunos necesitan dos meses para dominar los pasos básicos, otros ya saben moverse bien en cuestión de horas.
"Yo suelo invitar a mis alumnos a bailar la variedad de salsa llamada Rueda de Casino que se ejecuta en corro y ayuda a comprender el sentido de la danza", explicó Krezlewic.
En los cursos de bailes latinoamericanos participan sobre todo los jóvenes, pero poco a poco se detecta también un incremento de alumnos en la franja de los cincuenta y en la tercera edad, pues la danza es también terapéutica.
"Nosotros vamos a acometer una tarea que nos ha entusiasmado por las dificultades que ofrece y que es enseñar a bailar la salsa a un grupo de pacientes del Instituto de Tratamiento de los Sordomudos", concluye Krezlewicz. EFE
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