Madrid. El escritor peruano Alfredo Bryce Echenique anunció el martes, en Madrid, su regreso definitivo a Lima tras romper un voluntario exilio literario, iniciado en 1964 en París con el solo afán de escribir sin presiones.
"En Lima me sentía oprimido de escribir en mi medio", confesó antes de reconocer que "otros elementos" también le impedían escribir a sus anchas tras llegar a París.
Fue en Montpellier (sur de Francia) donde pudo, finalmente, "escribir como loco" y sumergirse en miles de historias inspiradas en el "desorden de la vida", mezclando ficción y realidad pero sin incluir "nada autobiográfico".
Al radicarse en España, en los años 80, su creatividad se vio incrementada.
A los 60 años, regresará a Lima -en febrero próximo- con la doble nacionalidad peruano-española, adquirida en 1988, y con España en el corazón.
El autor de La vida exagerada de Martin Romaña (1981) y Un mundo para Julius (1970), dice volver "por razones afectivas".
"Es el retorno a un diálogo (con el Perú) que nunca se rompió. Ha sido un exilio voluntario, un exilio positivo, sin apegarse a la amargura y siempre integrándome a la vida de las ciudades en las que he vivido, viendo siempre el lado bueno de las cosas", explica.
"Yo no sé lo que es la nostalgia", afirma.
Regresa -dice- con los "deberes hechos", es decir con las novelas y cuentos que se había dispuesto escribir antes de retornar a sus raíces.
Guía para exiliados
Además de La amigdalitis de Tarzán, novela editada en diciembre pasado en Perú y presentada el martes en Madrid, Alfredo Bryce ya dejó lista para su próxima publicación en Madrid una Guía Triste de París, en la que relata la fase lúgubre de la vida de peruanos exiliados que deambulaban sin rumbo por la capital francesa antes y después de la revolución cultural del 68.
Eran peruanos de diferentes niveles culturales y socioeconómicos, pero todos unidos en la esperanza del triunfo, esperando algo que París no les podía dar, soñando con cosas grandes que al no cristalizarse los hundían en el fracaso o en la resignación.
Uno de ellos -recuerda hoy Bryce Echenique- deambulaba por París como "un don Juan trasnochado en busca de amores imaginarios, otro que a toda costa quería ser francés, otro que....".
Los ejemplos son interminables. Estos mismos sueños sumergieron en la ilusión a otros latinoamericanos exiliados en París.
Teniendo la vida como fuente de inspiración, Bryce Echenique se considera "siempre un escritor peruano" y no acepta ser catalogado como escritor latinoamericano o europeizado. Sus personajes hablan de países y culturas extranjeras, pero siempre están atados al Perú.