Durante la emisión de estreno de Bailando por un sueño, el sábado antepasado, dos aspectos macro – uno positivo, otro negativo – atraparon nuestra atención en plena entrada.
El primero fue la calidad general del estudio Marco Picado Cozza , estrenado ese día y que se destacó por el cálido y a la vez sobrio escenario, la iluminación, el sonido y uno de los aciertos indudables del espacio, la extraordinaria faena que sacó la orquesta Tico Jazz Band.
Pero conforme arrancó el bailongo empezamos a arquear la ceja ante la temprana repartidera de dieces y nueves con la que el jurado le restó brillo al espectáculo.
Injusto, sumamente injusto que la parte formal y logística, lo que en principio nos parecía una tarea monumental , igual que el esfuerzo de las parejas en la pista (valientes, insistimos), hubiera salido más que bien tras el esfuerzo y sudor de muchos.
En cambio lo más sencillo, las críticas bien fundamentadas por parte de los jueces (para eso están ahí) y sobre todo, una puntuación justa, brillaron por su ausencia. Salvamos a Flor Urbina porque en este caso su voto fue secreto y no sabemos si se plegó al laxo y blandengue criterio de sus compañeros de bancada.
También aclaramos que nos referimos a la edición de estreno del programa; al cierre de esta edición no había ocurrido la segunda emisión, (anoche) en la cual, esperamos, los jueces se hayan lavado la cara.
El público no es tonto , a estas alturas, deberían saberlo. Además, para bien y para mal tenemos el referente de los espacios de este tipo que se han realizado en otros países y han llegado al país por canales de cable. Señores: para darle un 10 a alguien , en México o Venezuela –por no saltar a Estados Unidos o Europa– se requería que el auditorio entero se pusiera de pie y casi cayera de rodillas ante la majestuosidad de lo visto en la pista. Si vamos a venir a juzgar con una vara timorata , al estilo tico, mejor apague y vámonos.
Que al final de este descomunal esfuerzo de la producción nacional, no se diga que se le regaló nada a nadie.
Vamos a otros detalles, siempre con la meneadera:
Lo feo: El pelo de Erick León. Parece una señora con crepé.
Lo refeo: La lycra fucsia de barbitas que terminó de bajarle los puntos a Elena Umaña: vestida por el enemigo.
Lo recontrafeo: El chuica que le encaramaron a la archidelgada Carolina Tejera (parece que se va a desarmar en cualquier brinco) debajo de la falda. Parecía un calzoncillo contra várices. ¡Qué pecao!
El más carismático: (entre los conocidos) Erick León.
La más carismática: (entre los soñadores) Hazel Linares.
El más mozote: Minor Matarrita, el compañero de baile de Carolina Tejera. La toca, la abraza, la vuelve a tocar, le besa la cabeza, le besa los ojos..., y ella visiblemente incómoda. Se nota que él se siente como el más “uña y mugre” con la actriz. Si esto es ahora, ¿cómo será cuando lleven varias semanas de concurso?..., si es que pasan las expulsiones.
El más sincero: Camilo Rodríguez cuando dijo que él le era al baile lo que los mejengueros le eran al futbol. Ciertísimo.
Las sorpresas: Mauricio Hoffman y Carlos Álvarez: parecían dientes flojos. ¡Quién los ve!
Las más lindas: Nadia Aldana y Verónica González.
El más elegante: Erick Lonnis.
El más salado: Ricardo Granados, el compañero de Elena Umaña. Las destrezas del muchacho en la pista posiblemente sean insuficientes para evitar la expulsión, pues le sobra lo que a Elena le falta. Lástima, porque se nota que el muchacho se estaba preparando para irrumpir en el mundillo de la farándula: hasta dichitos mexicanos tenía y todo.
Ahora sí, punto y aparte. Atinado o no, el ministro de Vivienda Fernando Zumbado despertó a la concurrencia durante la gira que realizó por Guanacaste durante la celebración del 25 de julio. Y es que, cuando le toco el momento del discurso, desdeñó las palabras y más bien deleitó a los presentes con un alegre miniconcierto de acordeón. Intrépido, don Fernando.
Pero no todo fue felicidad para algunos en el Día de la Anexión. Según nos contaron, durante la grabación de un especial para Canal 13 desde Liberia, su conductor Alberto Reyna , quien vestía un traje entero negro, fue objeto de persecución por parte de un observador alto y fornido (quien según cuentan los liberianos, es un excombatiente de Vietnam), quien le gritaba insistentemente a Reyna para que se quitara el saco, porque aquello “era una falta de respeto” para la ciudad de Liberia porque ahí nadie se viste tan formal. Fue tal la batahola que armó que la grabación se interrumpió en varias oportunidades y hasta los compañeros de Reyna tuvieron que intervenir en su defensa. Al final, la policía se llevó al agitador, pero este insistía mientras lo llevaban: “¡Reyna, es con usted, cobarde, míreme a la cara!”. Como diría Porcionzón: “¡Qué varas de mae!”
Una singular solicitud recibieron un día de estos los muchachos de De Locos, Franklin Vargas y Rolando Carmona , cuando un muchacho de Tres Ríos los llamó para decirles que su mamá había muerto hace tres meses y que no le había cumplido un gran deseo que ella tenía: ir a ver un show de ellos. Por eso, el muchacho quiere honrar la memoria de su madre llevando a los cómicos a visitar el cementerio e improvisar algunos sketches frente a su tumba. Los de De Locos accedieron, según supimos.
Menudo desinflón se llevó un viernes de estos Christian Montero , sucesero de NR6 , cuando uno de sus jefes le preguntó a voz en cuello: “¡Oiga, quiere ir a conocer la nieve !”. En fracciones de segundos al periodista de seguro le cruzaron las imágenes de él, bien enchaquetado, reporteando en Alaska o en las montañas de Colorado. Pero no. En lugar de eso, minutos después iba soplado para Pérez Zeledón a reportear una tormentilla de granizo. Aún así, dicen que anda contento con una foto suya en la pantalla del celular, chapaleando entre los pedacillos de hielo.
El galán de Giros , Enrique Rodríguez , dio un giro sorpresivo a su apariencia este lunes cuando abrió ese espacio mañanero con una coqueta barba candado que lo hacía verse como un vaquero urbano. Lamentablemente para muchas de sus seguidoras, al día siguiente el pochotón Enrique amaneció lampiño. No es malo cambiar de vez en cuando , Kikín , todo lo contrario, ya lo demostró desde que se deshizo de su perpetua camisa blanca.