Roma . La noche de luna dorada y cielo azul del pasado miércoles, Roma era una fiesta. La fachada del Coliseo, restaurada con dulces colores pastel del año 700, detiene a todo el que pasa frente a la gigantesca construcción de 42 metros de alto. Demasiados turistas y flashes. Todos quieren registrar el momento.
Después de 1.500 años, la gigantesca estructura reabría sus puertas a un espectáculo público.
Edipo rey,obra que muestra la redención a través del dolor, fue la escogida para tan magna ocasión.
Desafortunadamente, solo pudieron ingresar 700 personas, de las cuales 250 formaban parte de un selecto grupo (el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, cantantes, actores y periodistas) invitados por la responsable de todo este asunto, la ministra de Bienes Culturales, Giovanna Melandri.
Una vez dentro, cualquiera experimenta una sensación kafkiana de transformarse, de un momento a otro, en una diminuta criatura, dada la imponencia del símbolo de la ciudad, hoy por hoy, emblema de todos los países del mundo que combaten la pena de muerte.
Cada vez que un Estado decide eliminar tal castigo, il Colosseoes iluminado. Buena excusa, entonces, para echar a andar la tan esperada inauguración conla tragedia de Sófocles, "un icono del dolor infinito, del luto, pero también de redención", declaró el arquitecto Gianfranco Martines, encargado de la restauración arqueológica.
Coincidiendo con el año del Jubileo, en el 2000 comienza una nueva etapa para el Coliseo, cuya primera fase durará hasta finales de agosto. Antígona, en un debut del Dramatics Arts Center, de Teherán (Irán), será la segunda obra que se presentará, el día 27. Esta etapa finalizará con Edipo en Colono, montaje del Teatro de Cámara de Tel Aviv, con música incidental de Mendelssohn Bartholdy, interpretada por el prestigioso coro romano Santa Cecilia.
¿Y después? Como en Italia puede suceder de todo, a pesar de los siglos, el pulgar hacia arriba o hacia abajo aún funciona.
El entusiasmo de la reapertura ha despertado una serie de propuestas, algunas disparatadas, otras más prudentes. Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, se apresura: "Debemos usarlo para las pasarelas de la alta moda y conciertos de rock".
La ministra Melandri advirtió: "La reapertura marca el inicio del nuevo rumbo de la política cultural italiana. El Coliseo no es un circo. Hemos superado la visión pasiva del patrimonio arqueológico. Lo que queda es hacer un uso inteligente y respetuoso del monumento".
El Banco de Roma y la alcaldía de la capital invirtieron, en la restauración del edificio y en el montaje del espectáculo, $2 millones (¢620 millones).
Escenario de la muerte
El anfiteatro Flavio, más conocido como Coliseo, debe este nombre al Coloso, gigantesca estatua de Nerón esculpida en bronce y de 35 metros. Durante más de 400 años fue el centro de actividad teatral, de lucha a muerte entre gladiadores y de las condenas a cristianos.
El anfiteatro se abre con una tarima central de madera de 650 metros cuadrados, que lo divide en dos. El pavimento de la platea es una copia exacta del que vieron los espectadores en tiempos de Tito (80 d. C.).
La estructura se apoya sobre las vigas de mármol travertino y respeta los subterráneos construidos durante la época de Diocleciano (300 d. C.), cuando ya habían sido prohibidas las danzas de muerte entre hombres y animales.
La noche de oro del miércoles, el público fue colocado en dos niveles: el primero, formando dos tenazas, al mismo nivel de la arena donde en el pasado se apostaban los arqueros que defendían a los espectadores de eventuales ataques de alguna fiera. Un segundo nivel en la antigüedad dedicado a los senadores y las matronas recibió a los pocos espectadores que tuvieron el privilegio de presenciar, de pie y por tres horas, Edipo rey.
Debajo de la gran tarima de madera, una antigua ciudad al descubierto, un laberinto que en tiempos idos fue ocupado por los gladiadores y esclavos, leones y panteras, osos y asnos..., traídos de las tierras más lejanas, símbolos del poder expansivo del imperio Romano.
Fuera del mundo subterráneo, los cuatro pisos del anfiteatro eran antiguamente ocupados por 80.000 almas delirantes de sangre en la arena. En un solo día, en la época del emperador Trajano (98-117 d. C.), morían 9.000 gladiadores. El espectáculo comenzaba al amanecer y terminaba al alba. Y cuando era mucha la excitación, en tiempo récord, Trajano ordenaba iluminar el edificio. La fiesta debía continuar.
Sin embargo, las escenas más sangrientas fueron promovidas por el emperador Claudio (41-54 d. C.). Consistían en echar al campo de batalla 100 gladiadores, todos contra todos. La estrategia: matar en el menor tiempo posible.
Ya por el año 1000, cuando Roma era tierra de saqueo y caos, comienza el declive del Coliseo. El terremoto de 1349 termina de minar para siempre la gran obra del imperio ya inexistente. Durante siglos, fue utilizado como bodega de materiales de construcción y refugio nocturno de los miserables.
El circo construido en el primer siglo de nuestra era presenció un espectáculo por última vez en el año 523 después de Cristo, bajo el reino de Teodorico. Hoy, en el 2000, reabre para una humanidad que se dice más justa y razonable.
Año de oro
El 2000 es el año de oro del Coliseo pues ha sido testigo de otros acontecimientos que lo consagran.
Los mártires cristianos. El 17 de mayo, el papa Juan Pablo II recordó a los mártires de los últimos 100 años, junto a los representantes de todas las iglesias cristianas: luteranos, ortodoxos, anglicanos, y protestantes.
La pena de muerte. Este año, el Coliseo ha sido iluminado en dos ocasiones para pedir la abolición de la pena de muerte. La iniciativa ha sido promovida por Amnistía Internacional, la Alcaldía de Roma, el ministerio de Bienes Culturales de Italia, entre otras instituciones.
Los derechos de los homosexuales. El 8 de julio, durante la celebración de la semana gay, miles de lesbianas y homosexuales de todo el mundo pasaron frente al monumento gritando: "Victoria, es nuestro". Los organizadores de la actividad debieron realizar una serie de gestiones para lanzar aquel grito frente al Coliseo.