Cuando el crimen y la violencia pandillera recrean un lenguaje estético y una actitud ideológica en el sétimo arte, estamos ante lo que tradicionalmente se llama cine negro (film noir).
Ahora una película como El gángster (título original: Hoodlum) retoma esa vertiente genérica para expresarse con toda la negritud del caso. Así, lleva a escena la vida de un gángster de raza negra, Ellsworth "Bumpy" Johnson, rey de la lotería ilegal en el Harlem de los años críticos alrededor de 1934, también generadores de leyendas.
La idea de llevar la vida de Johnson al cine nació del coproductor Paul Eckstein, quien creció con la leyenda de Bumpy narrada por un hampón, John "Uncle Specs" Smith, que administró la lotería ilegal para Johnson en los años 40. Muchas anécdotas surgieron sobre el gángster negro, suficientes para que la realidad asumiera ese halo maravilloso siempre dignificado por el buen arte.
Paul Eckstein le llevó la idea a su socio, también coproductor del filme, Chris Brancato, para que se decidiera a escribir un guión cinematográfico. "Es una idea estupenda, nada menos que la historia del padrino negro de Harlem", aceptó Brancato; pero 40 años de vida criminal de Bumpy eran demasiados y podían transformar una película gangsteril en un alargado filme biográfico (biopic).
Sucedió algo: Brancato se encontró un artículo en una revista con un párrafo sobre cómo Bumpy luchó una batalla crucial con un mafioso blanco, Dutch Schultz, para proteger la lotería en manos de negros. Dice Brancato: "Esa era la cinta que quería escribir, la historia nos muestra el bajo mundo del Harlem de la época desde una perspectiva étnica". Algo nuevo en el cine. Así nació el guión. Así nació la película.
La paradoja de afrontar
El director Bill Duke fue escogido para la realización, a quien le fascinó la dicotomía del personaje de Bumpy: "Era un gángster y sus acciones eran las de un villano, pero su nobleza y valor son la clave de la trama, fue como un Robin Hood en el Harlem de su época y, a pesar de que murió en 1968, para algunos todavía su nombre significa algo importante".
Con tintes sombríos, dureza de estilo y de contenido, la película El gángster resultó ser un film noir interesantísimo y bastante clásico como género.
Como tal, el filme tiene la capacidad para afrontar (o utilizar) la realidad criminológica como un cuestionamiento a la sociedad civil y política de la época (develar ante el espectador injusticias y corrupciones, ¡vaya paradoja!, desde el espacio del crimen y la violencia ritual). De esta manera, el género negro se acerca al realismo social.
En ese afán, el diálogo sarcástico, cínico, tiene relevancia protagónica. Además, El gángster opta por la llamada línea crook-story del género negro, en la que hay protagonismo de la delincuencia para llegar a lo que llega esta cinta: la contradicción del bien y el mal en idénticas circunstancias y personajes.