Más de 60 organizaciones participan en la Segunda Semana Nacional de la Castidad en Estados Unidos para alentar a los adolescentes a que se abstengan de practicar sexo y a los casados a que lo mantengan dentro del matrimonio.
"El sexo es una industria de muchos miles de millones de dólares y quienes lo promueven ven en nuestros hijos el mercado para la pornografía, los anticonceptivos y los abortos", afirmó Carmen Pate, presidenta de la organización Concerned Women for America (CWA).
La Semana Nacional de la Castidad, del 8 al 14 de febrero, incluye actividades que "promueven y apoyan la vida casta, la fidelidad y el matrimonio", dijo Andrew Daub, presidente del grupo Why Life?
Estilo de vida
"Sirve para recordar a todos que la castidad es una virtud", indicó Daub. "La castidad beneficia y promueve la familia, la dignidad del individuo, impide los embarazos fuera del matrimonio y la posibilidad de enfermedades", agregó.
Pate dijo que tres décadas de educación sexual a cargo de las escuelas y de abundancia de materiales eróticos en los medios de comunicación solo han conducido a un contexto social en el cual los jóvenes sufren "pérdida del respeto a sí mismos, promiscuidad, falta de responsabilidad y temor al compromiso".
"En la televisión hay, cada año, 20.000 episodios que implican coito, pero en ninguno de ellos se hace referencia a las enfermedades venéreas, a los embarazos no deseados", dijo.
Según la presidenta de CAW, en Estados Unidos se producen al año "más de un millón de abortos y un tercio de ellos afecta a adolescentes".
En Estados Unidos, donde el aborto se obtiene a petición de la mujer desde 1973, la tasa anual de nacimientos entre mujeres de 15 a 19 años es del 6 por ciento, comparado con el 1 por ciento en España, aunque el 71 por ciento de las estadounidenses usa anticonceptivos frente al 59 por ciento de las españolas.
"La verdadera solución para una sexualidad sana es la abstinencia antes del matrimonio y la monogamia en el matrimonio", afirmó Pate.
La amplia disponibilidad de anticonceptivos y las campañas para que los jóvenes usen condones - especialmente desde los años 80 cuando se propagó el sida - "no protegen a las muchachas de las consecuencias físicas y emocionales del sexo", según Pate.
Daub sostuvo que "en lugar de gastar tiempo, energía y dinero educando a los jóvenes sobre el 'sexo seguro' y lo último en métodos anticonceptivos, deberíamos dedicar todos los recursos a difundir el hecho de que el único sexo seguro y gratificante es el que ocurre dentro del matrimonio".
Pate criticó el papel que han adquirido los programas de educación sexual y los consejeros juveniles en la instrucción de los adolescentes sobre la reproducción, la pareja, el amor y la familia.