Bagdad, 11 abr (EFE).- La batalla de Faluya parece haber minado definitivamente la confianza entre el pueblo iraquí y Estados Unidos, desconfianza que se extiende a los colaboracionistas iraquíes.
Las calles de Bagdad, donde los embotellamientos son una habituales, se encontraban hoy prácticamente desiertas, después de que suníes y chiies se unieran a una huelga general en la ciudad.
También la presencia de patrullas estadounidenses y de agentes de la Policía iraquí era mínima.
Además, la operación militar estadounidense en Faluya, que, según fuentes iraquíes, ha segado la vida de más medio millar de personas, ha provocado la dimisión del ministro de Derechos Humanos iraquí y que dos miembros del Consejo del Gobierno Iraquí (CGI) suspendan sus participación.
Pero a pesar de la postura adoptada en relación con la agresión estadounidense en la ciudad de Faluya, el CGI -un organismo que depende de las fuerzas de ocupación- también es objeto de fuertes críticas por parte de la población iraquí y son vistos cada vez más como colaboracionistas.
"Los estadounidenses deben irse de Irak", afirma categóricamente Haye Husein, un chií habitante de Bagdad de 44 años.
Según Husein "desde que llegaron (los estadounidenses) no nos han proporcionado ni seguridad, ni trabajo. La situación es peor que cuando dirigía el país Sadam Husein".
Husein vende teléfonos móviles en una tienda en la calle Sadun, en pleno corazón de la capital que también hace las veces de oficina de cambio divisas y, al igual que su compañero de empleo, está en todo momento armado con un pistola para defenderse de posibles robos.
A pesar de que el comercio en el que trabaja es uno de los pocos que se encuentran abiertos en la zona, Husein defiende la huelga de tres días, que fue anunciada desde las mezquitas el pasado viernes y que comenzó ayer sábado.
"Se trata de un periodo de tiempo en el que las autoridades estadounidenses deben reflexionar sobre su labor aquí y entender que si no se marchan todo el país se levantará en su contra", explica.
Su colega, Jalid Ibrahim, un suní de 45 años y piloto de avión en las fuerzas aéreas iraquíes durante el régimen Sadam Husein, considera que "los estadounidenses no nos han mostrado respeto durante este último año y al final han conseguido que suníes y chiíes estén más unidos que antes".
Muhamad Uzman, miembro del CGI, reconoció hoy en declaraciones a Efe que la operación militar estadounidense en Faluya, una ciudad de mayoría suní con más 200.000 habitantes, tiene un resultado muy negativo para la relación entre la población iraquí y las fuerzas de ocupación, pero se negó a declarar que se trata del comienzo de una nueva etapa.
Por su parte, el director del Sindicato de Periodistas Iraquíes, Muhamad Harun, que aglutina a 6.500 periodistas en todo el país, opina que Irak sufre en estos momentos unas convulsiones que darán paso en los próximos meses a una serie de cambios radicales.
"Creo que pronto el CGI dejará de existir, y que los iraquíes por fin nos convertiremos en nuestros propios amos", afirma desde el jardín de la sede del Sindicato en Bagdad.
Harun, un chií de unos 40 años, citó el cierre del semanario "al-Hausa", el pasado 28 de marzo, creado por el joven radical chií Muqtada a-Sader y el arresto, días después, de uno de los principales ayudantes de este último, como algunas de las provocaciones que resultaron en la revuelta que actualmente envuelve la zona central y meridional de Irak.
Entretanto, en Faluya continúa el periodo de relativa calma tras el anuncio esta mañana de un alto el fuego que han aprovechado algunos de sus habitantes para huir.
La ciudad de Faluya, a unos 50 kilómetros al oeste de Bagdad, se encuentra inmersa desde el pasado lunes en la mayor batalla entre estadounidenses e iraquíes de la posguerra. EFE
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