Nueva York. Desde muy temprana edad Julianne Moore se había acostumbrado a recorrer el mundo de la mano de su padre militar, mudándose de casa en casa con cada nueva misión.
Desde que nació en Boston el 3 de diciembre de 1960, hasta que volvió a ese estado para cursar la carrera de artes en la Universidad de Boston, vivió en 23 diferentes países.
Hoy, a los 39 años y con familia propia estableció un domicilio fijo en Nueva York, pero casi sin quererlo vuelve a seguir el ejemplo de su padre, llevando a recorrer el mundo a su propio hijo, de la mano del cine.
Con seis películas filmadas en menos de dos años, en ciudades diferentes, Julianne Moore no se olvida cuando empezó en la telenovela As The World Turns. Tampoco puede dejar de lado aquella primera superproducción El Fugitivo, con Harrison Ford que le mereció un llamado en persona de Steven Spielberg para felicitarla y ofrecerle, al mismo tiempo, un papel en Mundo Perdido, la continuación de Parque Jurásico...
El Oscar ya había tocado a su puerta cuando la nominaron como Mejor Actriz por Boogie Nights en 1997, pero la estatuilla vuelve a la carga una vez mas, nominándola este año al Oscar por El ocaso de un amor.
- ¿Cómo fue madrugar aquella mañana que la nominaron por segunda vez al Oscar?
- La verdad había pensado quedarme dormida con Caleb, mi hijo, pero él me despertó y fue emocionante saber que me habían nominado.
- El ocaso de un amor es tan emocionante porque muestra lo que significa realmente amar a alguien. Es complicado y también difícil. ¿Usted identifica eso con el momento en se enamoró del director Bart Freundlich en la filmación de la película El mito de las huellas digitales?
- La realidad siempre supera a la ficción y en mi caso fue diferente, claro. Hoy, es público que Bart es mi pareja y el padre de mi hijo, Caleb. Pero cuando nos conocimos yo estaba casada con otro actor, John Rubin y ni se me cruzó por la cabeza un romance o algo similar. Fue mucho después de mi separación que terminamos juntos.
Hay madres y madres. Y Julianne Moore es de las que trabajan. Mucho. Cuando el pequeño Caleb apenas si tenía seis meses, ella ya estaba filmando en Mississippi con Glen Close y Robert Altman, la película Cookie's Fortune. Enseguida volvió a Hollywood para revivir el clásico Psicosis de Alfred Hitchcock. Siguió de viaje a Inglaterra donde la esperaba la adaptación en el cine de Oscar Wilde que titularon Un esposo ideal. Siempre con Caleb en brazos, filmó con Sigourney Weaver Mapa del mundo sobre una novela de Jane Hamilton que todavía espera fecha de estreno. Y la lista continúa con Magnolia (donde a Tom Cruise lo nominaron como Mejor Actor de Reparto); para volver a Londres por el rodaje con Ralph Fiennes de El ocaso de un amor que le mereció la nominación al Oscar y el Globo de Oro como Mejor Actriz.
- ¿Había necesidad de trabajar tanto desde que tuvo a Caleb?
- No planeé en ningún momento hacer seis películas seguidas. Cada una tenía una razón de ser para no parar de trabajar.
- ¿Tan difícil es decir "no" a una nueva película?
- Mi trabajo nunca es seguro. Una espera seguir trabajando, pero como actriz una nunca sabe lo que va a pasar. Se siente que los ofrecimientos pueden desaparecer en cualquier momento.
- ¿Incluso en medio de tanto éxito?
- Nunca se sabe. De pronto puede no haber películas en las que estés bien o no te interesan lo suficiente. Así es este negocio. Y me siento con suerte al poder trabajar y que me llamen para hacer papeles.
- ¿Descarta las vacaciones entonces?
- Me las estoy tomando desde que terminé con El ocaso de un amor. Fue el momento en que dije "basta". Y fue un buen momento, porque nos mudamos a un nuevo departamento en West Village, en Nueva York y así tuve tiempo de arreglar las cosas en casa. Y fue hermoso tener todo este tiempo libre con mi hijo, mi familia y el hogar dulce hogar que tanto soñamos todos.
- ¿Con tantas películas filmadas y la suma de los premios se siente mas famosa cada día que pasa?
- El otro día, caminando por Central Park me acordaba cuando vine por primera vez a Nueva York, con una mano atrás y otra adelante, sintiendo lo extraño que sería para mí llegar tan lejos como estoy llegando hoy. Con mis padres recorrí el mundo, mas de veinte ciudades, porque papá era militar, pero ningún rincón del mundo pudo haber cumplido tantos sueños para mí, como Nueva York.
- ¿Qué la llevó a soñar especialmente con ser actriz?
- Cuando no hay un lugar en especial en donde te criaste, no se tiene identidad. Tendía a mirar lo universal de cada ciudad donde vivía, un hilo común que pudiera llevarme de lugar a lugar. Y me di cuenta que eso es lo que hago con la actuación. Los personajes pueden ser completamente diferentes, pero siempre hay un elemento que se puede contar, o se entiende, o es muy humano. Eso fue lo que me conquistó de la actuación.
- ¿Desde el punto de vista actoral, mas allá del presupuesto de una producción, hay mucha diferencia entre hacer la continuación de Parque Jurásico o El ocaso de un amor?
- Me gusta estar en las dos fronteras del cine. Es genial hacer una superproducción de Hollywood porque se hace a gran escala, pero también es excitante y divertido producir un personaje propio en una película independiente. Mas allá del sueldo y las comodidades que te dan, con una superproducción se corren mas riesgos. En el cine independiente los riesgos financieros no son tan grandes. Pero a mí, me gustan los dos tipos de cine. Lo importante justamente es evitar imponerse límites.
Útimas cintas
Magnolia: ella es una mujer llena de culpas, medicada, que se casa por dinero y le llega al corazón cuando su esposo se está muriendo.
Un esposo ideal: (por la que también la nominaron al Globo de Oro) ella misma la resume contando, "Soy una ex patriota que vive en Indiana y vuelve a Londres para chantajear a un político, casado y famoso, que viene a ser el esposo ideal que yo chantajeo para pedirle un favor".
El ocaso de un amor: Sarah Miles (su personaje) está casada con un oficial del gobierno británico pero enamorada de un escritor, en medio de la Guerra Mundial contra los nazis.