Moscú, 7 sep (EFE).- El jefe guerrillero chechén Shamil Basáyev ha admitido la autoría del ataque terrorista que en agosto pasado causó cincuenta muertos en el hospital militar de Mozdok, Osetia del Norte, y ha amenazado con lanzar nuevos y mortíferos atentados.
"Estas acciones serán aún de mayor envergadura y no nos detendremos ante nada para conquistar la libertad y la independencia de nuestras patria", dijo Basáyev en declaraciones difundidas hoy por la página web de los secesionistas, Kavkaz Center.
Basáyev es considerado por Moscú el "terrorista número uno de Rusia" y el mes pasado el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, anunció su inclusión en el Registro Federal de personas o grupos terroristas que amenazan la seguridad de Estados Unidos.
Según Kavkaz Center, la "acción militar de sabotaje" contra el hospital de Mozdok fue llevada a cabo por miembros de la brigada de combatientes suicidas creada por Basáyev y que comanda Abdalá Shamil Abú-Idris, mano derecha del jefe guerrillero.
El pasado 1 de agosto dos terroristas kamikaze detonaron un camión cargado con más de una tonelada de explosivos junto al hospital militar de Mozdok, donde se encuentra una base aérea desde donde los aviones rusos salen hacia Chechenia en misiones de bombardeo.
La potente explosión, que mató a cincuenta personas y dejó heridas a cerca de un centenar, destruyó el edificio de cuatro plantas.
Basáyev cobró notoriedad entre los separatistas en junio de 1995, durante la primera guerra de Chechenia (1994-1996), cuando encabezó el comando chechén que tomó varios millares de rehenes en el hospital de la ciudad rusa de Budiónnovsk, secuestro que forzó a Moscú a negociar con la guerrilla.
En enero de 2000, ya durante la segunda campaña chechena, Basáyev perdió una pierna al pisar una mina cuando huía de Grozni, la capital de Chechenia, poco antes de que la ciudad cayera en manos de las tropas rusas.
Las amenazas de nuevos actos terroristas proferidas por Basáyev se producen a menos de un mes de las elecciones presidenciales chechenas, previstas para el próximo 5 de octubre y que, en opinión de Moscú, están llamadas a impulsar el arreglo político al conflicto de Chechenia.
El plan del Kremlin para la pacificación de Chechenia excluye toda negociación con los separatistas islámicos, que en vísperas de los comicios han reactivado sus ataques contra las tropas federales y la policía chechena leal a Moscú con el evidente objetivo de frustrar su celebración.
Ajmad Kadírov, jefe de la Administración Provisional implantada por el Kremlin en Chechenia y candidato favorito para ganar la presidencia chechena, admitió esta semana que la situación en la república norcaucásica está muy lejos de la normalidad.
"No se puede decir que todo ha acabado, no es así", dijo Kadírov al referirse a la lucha que libran las tropas rusas y la Policía chechena leal a Moscú contra la guerrilla separatista islámica desde hace cuatro años, y que se ha cobrado decenas de miles de muertos, en su mayoría civiles.
Sin embargo, el dirigente chechén pro ruso expresó su convencimiento de que, pese a todo, los habitantes de la república acudirán masivamente a las urnas el próximo 5 de octubre.
En Moscú, mientras, el ministro del Interior de Rusia, Borís Grizlov, anunció hoy que las fuerzas de seguridad ha esclarecido totalmente el atentado terrorista con explosivos perpetrado el 5 julio pasado en la capital rusa.
Ese ataque, que fue cometido por dos mujeres suicidas junto a la entrada del aeropuerto de Túshino, donde se celebraba un festival de rock, causó 16 muertos y decenas de heridos. EFE
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