Milán (DPA). Los partidos entre Italia y Francia ya no serán lo mismo desde lo sucedido en la final del Mundial de Alemania. Mañana se miden de nuevo en Milán con los ánimos aún calientes y con la "azzurra" muy necesitada de un triunfo para estar en la Eurocopa de 2008.
Desde el 9 de julio de 2006, cuando Italia se proclamó campeón del mundo en Alemania tras el enfrentamiento entre Zinedine Zidane y Marco Materazzi, la guerra de nervios es constante. Francia, aún dolida, calentó el duelo con declaraciones, buscando presionar más si cabe a una Italia que necesita los tres puntos más que su rival.
El técnico francés, Raymond Domenech, comenzó las hostilidades a mitad de agosto al acusar al fútbol italiano de corrupción, lo que muchos consideraron como un simple hecho, considerando el gran escándalo que sacudió a la Serie A en 2006.
Sin embargo, la UEFA (Unión Europea de Fútbol Asociado) le sancionó a ver el partido desde la grada mañana en el estadio de San Siro, que presentará un lleno total para guiar a los "azzurri".
El presidente de la Federación Italiana de Fútbol, Giancarlo Abete, dijo que pese a todo le dará la mano. Cuando el asunto de Domenech ya parecía tocar a su fin, el centrocmapista Lassana Diarra añadió gasolina al fuego al acusar a los futbolistas italianos de engañar a los árbitros.
En Italia tratan de mantener la cabeza fría, conscientes de lo que se juegan. Alesandro del Piero señaló que "la tensión es alta, los equipos son fuertes y los precedentes calientes".
"Esperemos que sea sólo un partido de fútbol, pero será un encuentro duro, tenso. Sus palabras nos han recargado, han sido un gol en su propia puerta".
Franck Ribery, cerebro del juego francés, se manifestó en el mismo sentido, al considerar el encuentro como "una batalla". "Estamos listos, somos Francia, no tenemos miedo a nadie. Italia se defiende bien y hace muchas faltas".
La Federación Italiana, sabedora de lo que se vivirá en San Siro, lanzó una iniciativa con el título "No a los silbidos, sí a la música", con la que se pretende que los "tifosi" no silben el himno francés.
Palabras aparte, el duelo es importante para los locales. Francia lidera el grupo B con 18 puntos e Italia tiene 16, mientras que Escocia suma 15 y mañana juega en casa con Lituania. La "azzurra" no puede permitirse un tropiezo ante el acecho escocés. Sólo los dos primeros de grupo viajarán a Austria y Suiza el próximo año.
Roberto Donadoni, técnico italiano, ya se hizo a la idea de que no puede contar con Alessandro Nesta ni con Francesco Totti, que han dicho adiós a la selección, y espera recuperar en ataque al lesionado Luca Toni.
En la mente está vengar la derrota por 3-1 sufrida en París el pasado año. Donadoni tuvo que recurrir al veterano Christian Panucci para reemplazar a Materazzi en defensa y dará la primera oportunidad al joven de 24 años del Cagliari Pasquale Foggia.
Francia recuperará a Patrick Vieira, hasta ahora lesionado, lo que ha provocado el enfado de su club, el Inter de Milán. Thierry Henry y Nicolas Anelka serán el peligro para la defensa "azurra".