Una actitud positiva como herramienta para enfrentar la vida. Esa es la fórmula a la que apuesta Ismael Serrano en su nuevo disco Sueños de un hombre despierto .
Sin embargo, su discurso no raya en lo depresivo, en sus letras no se apela a las relaciones codependientes, o largas jornadas lacrimosas como medio para atraer los recuerdos.
Sus temas hablan desde el encanto del primer amor hasta el dolor que significa para un inmigrante dejar su tierra.
Para muestra un botón, esto es lo que dice el estribillo de Si se callase el río , tema número 10 del CD: Si se callase el ruido// quizá podríamos hablar// y soplar sobre las heridas// quizás entenderías// que nos queda la esperanza .
Viva conversó con Serrano sobre su particular forma de ver las cosas y de todo lo que viene ahora que suma de diez años de carrera.
“La esperanza es el sueño de los hombres despiertos”, esa frase inspiró el título de su nuevo disco. ¿Cuánto tiempo invierte Ismael Serrano en soñar despierto?
Lo que define al ser humano es su capacidad para soñar despierto, estamos perdiendo esa capacidad para emocionarnos ante lo que ocurre, para soñar y para exigir ese mundo mejor con el que soñamos.
“ Soñar despierto requiere ese estado de vigilia, esa capacidad para estar atento ante lo que ocurre, esa permeabilidad para ser capaz de emocionarse en un mundo en el que nos insensibilizamos. Hace referencia a un estado en el que somos capaces de tener esos sueños que son la certeza del futuro, de los que son motor de vida, que te impulsan a cambiar las cosas.
En sus discos tiende siempre a mantener una actitud positiva ante la vida. ¿Alguna vez la realidad del mundo amenazó esa forma suya de pensar?
Ocurren muchas cosas que hacen arrojar la toalla y perder la fe en el ser humano, pero si de algo sirve la música es para reafirmar que no todo está perdido, para encontrar pequeñas cosas que te reconcilian con el mundo. La vida está llena de una poesía que no siempre somos capaces de ver y la música a veces nos señala eso: que no estamos solos en esa búsqueda de un mundo mejor, o simplemente de un sentimiento de amor o desamor, así cuando se está tentado a tirar la toalla te encuentras señales que dicen que no está todo perdido.
Hace algunos años había dicho que Naves ardiendo más allá del Orión era su disco más optimista. ¿Supera este disco el trabajo realizado anteriormente?
Es cierto que en este disco la esperanza aparece de forma recurrente en las canciones, incluso cuando retrato una realidad dura y difícil, siempre queda un espacio para abrirle una ventana a la esperanza. Quizá sea una continuidad en el empeño por rescatar cosas que te salven del naufragio
Al igual que en discos anteriores esta producción reune una amplia variedad de géneros musicales ( jazz , sonidos latinoamericanos, turcos…). ¿Qué innovaciones musicales buscaba ofrecerle a su público en esta ocasión?
En cada disco trato de poner lo que he aprendido y trato de innovar dentro de las limitaciones que tengo. Este es un CD muy acústico donde se abren universos sonoros que no había investigado aún.
“En este disco hay una mirada hacia Latinoamérica muy clara cuando canto las zambas, o incursionó en el tango flamenco como en Canción de amor y oficina, o al incorporar el sonido más clásico del pop de Los Beatles como en Casandra.
¿Cómo llevó a cabo la selección de los instrumentos?
El texto de la canción te lleva a esos arreglos, por ejemplo, en Somos quería hacer una declaración de principios que fuese solemne y se me ocurrió incluir una citara, que es un instrumento hindú, y en Canción para un viejo amigo quería darle un sonido muy íntimo y me acordé de una canción de Paul McCartney que tiene un clarinete persa. Digamos que la instrumentación es una larga reflexión en torno a la canción, a lo que quiero decir y el lugar en el que quiero situarla.
¿Qué temáticas quiso destacar en Sueños de un hombre despierto a diferencia de otros CD?
Todo lo que me emociona es susceptible de ser cantado y aquí hay vivencias muy propias como Canción para un viejo amigo , también hay canciones que reinvindican la calma necesaria para entendernos, como Si se callase el ruido …
En la canción Zamba del inmigrante contó con la colaboración de Mercedes Sosa, ¿cómo fue la experiencia de trabajar con la voz de América Latina ?
Fue muy emocionante. Mercedes Sosa es una referencia a toda la música en castellano y la latinoamericana. Para mí es uno de esos regalos que te da la vida . Ella es un ejemplo de su compromiso con el oficio... poder conocer la pasión con la que sigue entregándose y su afán de seguirse superando con toda la carrera que tiene detrás, es una enseñanza de vida.
Suma ya diez años de carrera, ¿Cómo describiría su evolución como cantautor y como persona durante este tiempo?
Mi evolución ha sido natural y tranquila, se ha construido paso a paso, con la guitarra al hombro. Esto me pone en una situación de agradecimiento con la gente que ha hecho posible ese tiempo. En un momento en el que la vigencia en la música es tan frágil sumar diez años me convierte en un privilegiado y tengo que estar agradecido.
¿Cómo se visualiza usted en los próximos diez años?
Ojalá como hasta ahora –y estoy consiente que es pedir mucho– y es seguir aprendiendo, evolucionando, viajando como le he hecho hasta ahora, aprendiendo cosas y conociendo a gente maravillosa.