Cada vez que la cantante cubana Celia Cruz pone un pie en Costa Rica, es un acontecimiento "irrepetible", como el título de una de sus últimas producciones.
Ser "la reina de la salsa" no es su único imán: tiene un excelente sentido del humor y un don de gentes que no ocultó ni un solo segundo desde el viernes anterior.
Hubo que sacarla casi a la fuerza de su intensa agenda. Por estas fechas graba una novela en México, que lleva por título El alma no tiene color, y ayer inició, en Nueva York, la filmación de un video de Guantanamera (de Joseíto Fernández) junto a Fugees, grupo neoyorquino de origen haitiano.
Durante su corta visita a Costa Rica, Celia realizó dos presentaciones, ambas organizadas por la empresa Seagrams. La primera fue el viernes en el Hotel San José Palacio, y la segunda, el domingo en Plaza Ferias, Alajuela. También imprimió sus huellas en el Paseo de la Fama de Plaza Real Cariari.
¡Celia, Celia, Celia!
El ambiente estaba en su punto el domingo a las 4:45 p. m., hora en la que la cantante cubana Celia Cruz hizo su aparición en la tarima de Plaza Ferias.
El público, que fue llegando desde el mediodía, la aplaudía y la vitoreaba con estruendosos: "¡Celia, Celia, Celia!", demostraciones de cariño que ella agradeció desde un principio.

El primero en subir al escenario fue Pedro Knight, su esposo. Elegantemente vestido de traje entero, saludó a los presentes con una enorme sonrisa y luego tomó su posición al frente de Los Brillanticos, orquesta que acompañó a Celia Cruz como en las últimas tres ocasiones en que vino el país.
La música se inició. A partir de este momento fueron pocas las personas que lograron quedarse sin mover por lo menos los dedos de los pies por la contagiosa energía que se irradiaba desde el escenario.
Temas como Usted abusó (que cantó a dúo con su esposo), El yerbero moderno, Guantanamera y Que le den candela, formaron parte del repertorio.
Celia Cruz es dueña de la tarima, producto de de casi 50 años de experiencia musical. No baila mucho pero se mueve todo el tiempo y, cada vez que "se soltaba", la gente aplaudía a más no poder.
La actuación duró poco menos de hora y media. Celia y su esposo se marcharon del escenario con la certeza de haber hecho vibrar a los cientos de personas que tenían la ilusión de verlos.
Símbolo de la salsa
Celia Cruz es todo un personaje. No le gusta hablar de su edad (algunas publicaciones le atribuyen entre 71 y 73 años), pero, por la alegría que irradia, aparenta muchos años menos.
Celia Cruz no articula más de cuatro frases sin soltar una carcajada o broma. Así lo demostró durante la conferencia de prensa que ofreció el sábado por la mañana en el Hotel San José Palacio, a la que asistió acompañada de su esposo desde hace 35 años, Pedro Knight.
Físicamente, su figura denota muchísimos cuidados: tiene el pelo rubio, frondosas pestañas postizas, las uñas larguísimas y pintadas de rojo, y desde tempranas horas se la ve muy bien maquillada.
Fluida en sus respuestas y muy simpática, Celia inició la conversación con la prensa hablando acerca de la fama. Confesó que no tiene miedo a perderla, pero, si algún día esto pasara, "voy a dejar recuerdos muy grandes: he hecho discos, películas, y si la gente no me recuerda, me recuerdo yo misma en mi casa" (carcajadas).
Dice sentirse como una mujer muy feliz y agradecida con Dios porque le ha dado muchas cosas que "ni le he pedido y a lo mejor ni he merecido".
Vida musical
Si Celia Cruz no canta, se muere: así lo afirmó ella misma: "Yo le pido a Dios que, el día en que me vaya a morir, no morir en mi cama: yo quiero morir en el escenario".
En cuanto a la nueva generación de salseros que suena en las emisoras, considera que es positiva porque ayuda a los "viejos" a mantener el género. De estos resalta el trabajo de Linda Caballero, conocida como la India, a quien calificó, no como su sucesora, pero sí como alguien que trabaja muy bien en el género de la salsa.
Durante su visita, Celia no quiso referirse a Fidel Castro ni al "cáncer que carcome a Cuba". Confesó que le tiene pánico a los aviones y que no le gusta el agua. Su único sueño es algún día grabar un disco con el Gran Combo de Puerto Rico.
Colaboró con esta información Cynthia Briceño,