Paola Ugaz
Lima, 8 dic (EFE).- La iglesia de San Ignacio de Loyola y el colegio del Apóstol Santiago, construidos en 1573 en la ciudad peruana de Arequipa, han recuperado su esplendor después de ser restaurados por la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI).
El laborioso trabajo, efectuado durante los últimos tres años, se concretó gracias al apoyo técnico y económico de la AECI, que entregó la obra a la Compañía de Jesús, la orden de los jesuitas, en Arequipa, a 1.100 kilómetros al sur de Lima.
La bella iglesia ostenta una portada con adornos de animales y plantas que plasma con maestría el sincretismo religioso: mezcla de creencias prehispánicas con el catolicismo de los antiguos peruanos, quienes incluyeron con naturalidad a Cristo entre dioses andinos como el Sol.
Sobre la portada de la Iglesia, que fue uno de los mayores logros del arte del virreinato de Perú, aparece un escudo que representa el origen indígena y español en la flor de kantu, símbolo de la nobleza incaica, y el águila bicéfala de los Habsburgo.
Dentro del recinto religioso, en la zona donde anteriormente se ubicó una sacristía, se encuentran cuatro valiosos lienzos del jesuita italiano Bernardo Bitti, discípulo de Miguel Ángel.
Además, se aprecian dos obras de Diego Van Brüggen, mientras que en la portada lateral hay una escultura que representa a Santiago Matamoros, flanqueado por dos sirenas aladas.
También aparecen pinturas murales que muestran la flora y la fauna de la selva peruana, lo que para la época fue un hito en la iconografía de la pintura mural de los Andes.
El colegio del Apóstol Santiago, ubicado a un lado del templo jesuita, estaba conformado por dos claustros con pilastras y gárgolas de estilo barroco.
Según los historiadores, a lo largo de los siglos, la iglesia ha sufrido los efectos de varios terremotos, el último de ellos en junio de 2001, que destruyó sus cimientos y causó daños muy serios en el imponente recinto religioso.
Tras ese sismo, la AECI impulso la restauración y la reconstrucción de la Iglesia con un fondo que ascendió a 110.000 dólares.
El director de patrimonio de la AECI en Perú, Juan de la Serna, comentó a Efe que cuando intervinieron sus expertos el estado de la capilla era de "extrema gravedad", porque el edificio presentaba daños estructurales.
Además "la pintura mural que decoraba la bóveda de la capilla se estaba desprendiendo del muro y su pérdida parecía irreversible, por lo que esta intervención tuvo el carácter de urgencia", según señaló.
La reconstrucción y restauración de la monumental obra se realizó con la ayuda de jóvenes arequipeños capacitados por la agencia española, lo que permitió la creación de un taller permanente de restauración para los monumentos de la llamada "Ciudad blanca", considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Junto a la restauración del templo se ha hecho un profundo trabajo museográfico para que la iglesia jesuita se convierta en un museo atractivo para los visitantes, que encontrarán en ella pinturas murales, lienzos, esculturas, retablos y objetos litúrgicos de oro y plata, consideradas "obras imperecederas" del arte colonial peruano.
La especialista en restauración de la AECI Gemma Ballesteros destacó que "se utilizaron criterios internacionales para intervenir los bienes culturales" y la premisa fundamental "fue el respeto a la concepción original y a la propia historia" de los edificios.
"La pintura mural de la Capilla de San Ignacio de Loyola estaba en muy mal estado y la intervención de conservación y restauración integral ayudó a descubrir secretos ocultos a través del tiempo. Esta es la gran magia de nuestra profesión", resaltó.
De esa manera, el trabajo restaurador ha permitido transformar a la histórica iglesia jesuita en un lugar indispensable a visitar cuando se llega a la ciudad de Arequipa. EFE.
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