Santo Domingo . El socialdemócrata Hipólito Mejía, de 59 años, asumió este miércoles la presidencia de República Dominicana por un periodo de cuatro años, evitando ahondar cicatrices con la administración saliente del mandatario Leonel Fernández, con quien sostuvo duros enfrentamientos.
Mejía, vestido de blanco como todos los asistentes congregados en Asamblea Nacional en la sede del Congreso, juramentó flanqueado por la nueva vicepresidenta Milagros Bosh y el propio Leonel Fernández, con quien después se fundió en un abrazo.
En un breve discurso -en el que en un momento comentó que se le había extraviado una hoja- Mejía se declaró "decidido a poner fin al tiempo de las promesas incumplidas y de las ilusiones convertidas en amargas frutraciones" en República Dominicana.
"Gobernaré desde una taza de cristal, con transparencia para que la vigilancia ciudadana sea testigo de la actuación de los funcionaros de la administración pública, y puedo asegurar que si en estos próximos cuatro años se produjesen actos de corrupción, seré yo mismo quien alentaré los procedimientos legales para el castigo merecido", proclamó.
Mejía trajo consigo de vuelta al poder al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que durante 14 años se mantuvo en la oposición -a la sombra del caudillo conservador y siete veces ex presidente Joaquín Balaguer, quien gobernó durante casi cinco lustros-, al ganar las elecciones presidenciales del 16 de mayo con casi el 50% de los votos.
Su votación virtualmente duplicó a la del candidato oficialista Danilo Medina, del centrista Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y al propio Balaguer, que buscó el poder pese a sus 94 años de edad.
En su discurso de toma de mando, Mejía afirmó que para prevenir la corrupción, creará una procuraduría fiscal con jurisdicción nacional. Respecto a indagatorias sobre la actuación de gobiernos anteriores, dijo que es al Poder Judicial a quien le compete la responsabilidad de proceder, en función de las normas legales.
El nuevo mandatario hizo la promesa formal de defender la causa de los probres en cada acción de su ejercicio gubernamental y aseguró que gobernará sin discriminaciones políticas, religiosas, de raza o nivel económico.
En un país con óptimas cifras macroeconómicas, pero sin remediar la gran pobreza existente, Mejía se comprometió a mantener un equilibrio macroeconómico con rostro humano, con "prioridad en la inversión en la gente, el desarrollo humano, con una reactivación de la economía con empleos para la juventud y las mujeres".
Agrónomo y hombre de campo, se comprometió a impulsar la agropecuaria e industria nacional y rehabilitar y construir viviendas populares.
Asimismo, io que enfrentará prioritariamente el problema de los apagones, que recrudecieron en los últimos días tras una controvertida privatización de la empresa de transmisión energética emprendida por el presidente saliente, y que fue uno de los focos de enfrentamiento entre ambos.
La administración de Fernández consolidó una apertura económica en República Dominicana, firmándose sendos acuerdos de libre comercio con los países centroamericanos y la Comunidad del Caribe (Caricom), de cara a la conformación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), prevista para el 2005, y Mejía dijo que la política exterior de su gobierno se basará en estos convenios y otros.
A la toma de mando del nuevo presidente dominicano asistieron la ministro de Justicia estadounidense, Janet Reno, los presidentes René Preval (Haití), Chen Shui Bian (Taiwán), Miguel Angel Rodríguez (Costa Rica), Carlos Alberto Flores (Honduras), el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, y el vicepresidente de Venezuela, Isaías Rodríguez, entre representantes de 53 países.
Edición periodística: Adriana Quirós Robinson, La Nación Digital. Fuente: agencias.