Reinaldo Shanty Kenton, Herberth Lenky Glinton y Cirilo Silván son tres hombres a los que el calipso se les nota en la voz, en la piel y en los movimientos. Son tres viejos calipsonians , tres que en el escenario se robaron el show cantándole a Limón historias sobre el Caribe, su gente, su vida cotidiana...
Ellos, junto a Manuel Monestel y el grupo Cantoamérica, han dado dos conciertos memorables como parte del Festival de las Artes en Limón. Fueron presentaciones de esas que sacuden por dentro y obligan a la gente a moverse por fuera.
Shanty tiene 65 años, Lenky 70, y de Silván solo se sabe que es aún más viejo. "Juntos tenemos más de 1.000 años", bromea Shanty .
Su hipérbole recuerda que ellos son herederos y sobrevivientes de otro Limón, uno cuando el calipso estaba en su apogeo y donde hasta las comparsas desfilaban con sus propios grupos de ese ritmo, allá por los años 60. Es decir, ellos son parte de la rica historia musical viva de la provincia caribeña, y para comprobarlo hay que dejarlos hablar.
Como langostas o tortugas
" Lenky tocaba en el Black Star Line ese famoso salón de baile limonense hace mucho, hace como 50 años. Él toca desde ante que yo. Me acuerdo que yo no sabía cantar ni tocar la guitarra y veía a mis amigos en el programa de artistas que tenía el Black Star Line, así que yo me decidí a aprender y algún día tocar allí. Después el programa se terminó, sería bueno que se volviera a abrir", cuenta Shanty muy serio, concentrado en sus recuerdos.
Él aprendió poco a poco. Cantó baladas y hasta rancheras con el Charro Limonense. Después tocó bastantes años con los grupos de calipso que acompañaban a las comparsas en los carnavales.
Shanty no se cansa de decir que en aquellas épocas los carnavales eran más bonitos que los actuales. Manuel Monestel explica que entonces los diferentes grupos se disfrazaban como esqueletos, langostas e, incluso, tortugas.
"Para comprar los uniformes salíamos a las calles a tocar, y algunas tiendas, como La Nobleza o el Bazar Nueva York, nos financiaban las telas. Sí que eran bonitos esos carnavales: venía gente de Panamá y de otros lados, había mucho entusiasmo y cada grupo llevaba una bandera con una insignia que lo identificaba", recuerda Kenton.
Cuando no canta, Shanty hace albañilería o carpintería. Se levanta como a las 5 a. m. y se acuesta tardísimo, muchas veces de madrugada. "Yo me siento fuerte, mientras esté trabajando", expresa.
Solititico
Lenky nació con la música metida en el alma. Cuando niño se hizo una guitarra con una tabla y una sola cuerda hasta que su mamá le compró una con la cual se quitó la fiebre. "Yo aprendí el calipso solo", afirma Lenky .
Eso sí, de joven, él compartió su pasión por la música con la del beisbol, que lo llevó a jugar "por todo lado", comenta Glinton.
De sus cinco hijos, solo uno siguió sus pasos en el calipso: Anthony. Y con eso, él está orgulloso.
Lenky fue trabajador en el muelle, pero está pensionado. A veces un dolor en la cintura lo molesta, aunque en el escenario baila más que un jovencito de 15 años.
Tanto Shanty como Lenky han permanecido activos con sus respectivos grupos y tocando de cuando en cuando juntos.
Ambos escriben sus propias canciones. Kenton habla de la vida cotidiana, de lo que comen, de su manera de vivir. Por algo se dice que el calipso es como un cronista, cuenta lo que puede.
Es más, él le escribió una canción a Juan Santamaría, la cual cantó un 11 de abril en Alajuela. "La música es el idioma más lindo, a través de ella he conocido mucha gente", agrega.
Lenky escribe con su estilo y sentimiento. Según cuenta Monestel, ese calipsonian hace y canta historias. Sus piezas hablan de lo incomparable de su Limón y hasta del huracán Juana.
Por su parte, Cirilo Silván es el más viejo de los tres y su fama antecede a los otros dos.
Monestel comenta que Silván es un gran improvisador, una de las características de un buen calipsonian . "Él es una especie de estrella del carnaval", detalla.
Silván ha estado más alejado de los escenarios y ocupado en sus labores como carnicero; no obstante, apenas comienza a cantar se vuelve un showman y despliega una emoción y sentimiento envidiables.
Los tres están muy emocionados con los conciertos que dieron con Monestel y Cantoamérica. "Le estamos demostrando a la gente lo que valemos y les estamos mostrando parte de nuestra cultura, que es una lástima que se esté perdiendo", asevera Shanty .
Limón y Siquirres tuvieron la oportunidad de escuchar en vivo a esa herencia, la cual no quiere ser olvidada, por lo que crece y crece y crece hasta donde el público se lo permita.