Los valores de la amistad y de la confianza están presentes en una feliz película de dibujos animados, tan mexicana en su hechura como universal en su contenido, que nos llega con el título de Magos y gigantes (2004), dirigida por Andrés Couturier y Eduardo Sprowls.
Se trata de una producción de Anima Estudios, lograda con 100 computadoras de todo tipo, con programas como US Animation y Final Cut, entre otros. Magos y gigantes es la sexta película animada hecha en México, aunque por Costa Rica solo ha llegado el exquisito filme Katy la Oruga (1984, de José Luis Mora), que finalizó su producción en España.
Magos y gigantes nos llena de conjuros, de mucha magia, de personajes fantásticos, nobles criaturas y tiene una moraleja positiva. Sucede en Varita Quebrada, un reino como ustedes no se lo imaginan, donde vive Gigante, niño que no crece, pese a su nombre.
También vemos a Ada, el hadita aún sin alas, y a Trafalgar, niño mago tan travieso que más bien parece un travieso convertido en un niño mago.
Con ellos está Titán Caradura, brujo adolescente con nombre de lucha libre, quien une a todos para ir al rescate de la princesa del lugar, llamada Luna, porque él la tiene secuestrada.
El resultado es mágico, y vale la pena ir al cine a disfrutarlo: chicos y grandes, padres e hijos. De verdad.