Pekín . De la forma en que ocurren los grandes hallazgos, es decir, por casualidad, se ha encontrado en el norte de China algo único: una ciudad que probablemente perteneció a los temidos hunos, que fue una de las más importantes de su época y que quedó enterrada durante mil años bajo las arenas del desierto.
Nadie recordaba ya el nombre de Tongwancheng, la ciudad cuyas ruinas se acaban de encontrar, pero los arqueólogos han celebrado el hallazgo como uno de los más importantes de los últimos tiempos, aunque no hayan sido ellos los descubridores.
"Es la más importante, la más magnífica y la mejor conservada ciudad antigua construida por una minoría étnica en la historia china", señala hoy en declaraciones a la prensa oficial el estudioso Zhu Shiguang, que preside una organización dedicada a la conservación de ruinas de cascos urbanos.
La ciudad, que estaba rodeada por una gran muralla blanca de 30 metros de espesor, ha sido encontrada durante las labores de repoblación forestal que se llevan a cabo en el norte chino, donde el Gobierno de este país quiere crear una "Gran Muralla Verde" de árboles y plantas para frenar la desertización.
Según atestiguan documentos históricos, la ciudad fue construida en el año 419 por 100.000 xiongnu, un pueblo nómada de Asia Central que según los historiadores aterrorizó tanto a la China de la dinastía Han como a la Europa del Imperio Romano, donde fueron conocidos con el nombre de hunos.
Tras siglos de esplendor, en los que la ciudad fue el principal centro político, económico y militar del sur de la Meseta del Ordos, "patria" de pueblos nómadas como los hunos o los mongoles, la ciudad entró en decadencia al avanzar la desertización de la zona.
La muerte de la ciudad llegó con la desaparición del río Wuding, un importante afluente del Río Amarillo en cuyas orillas había prosperado la urbe: las aguas se evaporaron, el desierto llegó a la ciudad y ésta quedó enterrada bajo la arena y el olvido.
Una de las facetas más sorprendentes de Tongwancheng (que en chino significa "unión de todas las ciudades") es la mencionada muralla, construida con un curioso material: tierra blanca mezclada con "sopa de arroz", o más concretamente, con el agua obtenida tras hervir arroz.
Según los expertos citados hoy en medios de comunicación chinos, los muros construidos con esta mezcla son más duros que los hechos de piedra, y hacen patente la vocación defensiva de Tongwancheng, construida en una época de continuas guerras e invasiones.
El uso del arroz en la construcción fue frecuente en la antigua China y seguramente se aplicó también en algunos tramos de la Gran Muralla.
Las ruinas de la ciudad también muestran la existencia, en las cuatro esquinas de la fortaleza, de cuatro torres de vigilancia, la más alta de ellas con 31 metros de altura.
Según testimonios de la época, Tongwancheng era una magnífica ciudad, que "a distancia, parecía un barco gigante y blanco, en el que su principal torre era el palo mayor".
La agencia estatal china, Xinhua, señala que el país intentará que las ruinas de esta ciudad, que se hallan en el norte de la provincia central de Shaanxi y junto a Mongolia Interior, sean incluidas en la lista de bienes patrimonio de la humanidad de la UNESCO.
Los xiongnu fueron un pueblo que convivió durante más de diez siglos con la civilización china, pero sus relaciones en rara ocasión fueron amistosas, ya que en varias épocas estuvieron a punto de invadir el Imperio del Centro.
Este pueblo fue muy temido por la China de las dinastías Qin y Han, (aproximadamente entre los siglos II AC y I DC), y de hecho los xiongnu y otras etnias nómadas de la zona fueron la causa de que los chinos construyeran las murallas que posteriormente, al ser unidas, dieron origen a la Gran Muralla China.
También fueron los xiongnu los que movieron a los emperadores Han a buscar ayuda militar en el oeste de Asia, mandando primero diplomáticos y más tarde mercaderes, lo que con el tiempo acabó convirtiéndose en la ruta comercial más importante del continente, la Ruta de la Seda.
Los chinos querían comprar a los reinos de Persia y Oriente Medio caballos con los que combatir en igualdad con los pueblos nómadas, cuyos ejércitos estaban exclusivamente formados por rápidos jinetes capaces de recorrer miles de kilómetros en cortos periodos de tiempo.
Los xiongnu, emparentados con pueblos como los mongoles, los turcos o los magiares, han sido un misterio para los historiadores, pero el hallazgo de esta ciudad escondida en el desierto, la primera ciudad huna de que se tiene noticia, puede ayudar a conocer mejor un pueblo clave para la historia europea y asiática.
Edición periodística: Gerardo González y Juan Fernando Lara . Fuente: agencias.