El más brillante orador de su tiempo. Su política internacional creó una nueva era en Europa y contribuyó al predominio comercial de Inglaterra. Hizo de su país un baluarte del liberalismo y, gran adversario de Metternich, dio el golpe de muerte a la Santa Alianza. Sus acciones favorecieron la independencia de las colonias españolas en América.
Nació en Londres. Huérfano de padre cuando solo contaba un año de edad, su madre quedó en la indigencia, contrajo segundas y terceras nupcias, y se dedicó al teatro. Su educación corrió a cargo de un tío paterno, banquero, que le envió cuando tenía ocho años a Eton, donde no tardó en dar muestras de su gran talento, dirigiendo en plena adolescencia una revista que tuvo mucho éxito editorial. En 1788 pasó a la universidad de Oxford; allí se graduó en letras en 1790. Posteriormente estudió leyes y, bajo la protección de Pitt, representó a Newport en el Parlamento en 1796.
De brillante ingenio, en 1797 colaboró en la fundación del semanario conservador Anti Jacobin, donde hizo gala de su sátira aguda y mordaz para combatir a los revolucionarios franceses. En 1798 se dio a conocer como orador de altos vuelos con campañas parlamentarias contra la trata de esclavos.
Nombrado Secretario de Asuntos Exteriores, desde este cargo logró frustrar algunos de los propósitos que perseguía Napoleón Bonaparte: en 1807 planeó la captura de la flota holandesa en Copenhague , y consiguió la supremacía marítima de Inglaterra; se opuso a la intervención francesa en España decidida en el Congreso de Verona y apoyó a los españoles en la Guerra de la Independencia de 1808.
El fracaso de una expedición a Walcheren, en 1809, provocó su ruptura con el entonces Secretario de la Guerra vizconde de Castlereagh, quien lo culpó del revés. Esto motivó que ambos caballeros se enfrentasen en un duelo, en el que Canning resultó herido : seguidamente, hubo de presentar la renuncia.
Su personalidad, oscurecida durante varios años, resurgió nuevamente en 1822; fue nombrado Gobernador general de la India, pero cuando estaba a punto de embarcar, el suicidio de Castlereagh hizo pasar a sus manos la cartera del Exterior. En este cargo se mostró enemigo decidido de las tendencias absolutistas que predominaban en el continente y varió la política hacia un enfoque más liberal.
Favoreció la insurrección independentista en América, frustró un levantamiento absolutista en Portugal y tomó partido a favor de los revolucionarios griegos. En 1827 pasó a la presidencia del Gabinete donde también introdujo reformas liberales que favorecieron la navegación, la industria y el comercio; reformó las leyes sobre cereales y, de acuerdo con Francia, reconoció las nacientes Repúblicas de América con las memorables palabras: El Nuevo Mundo ha sido llamado a la vida propia en competencia con el Antiguo, al que con el tiempo ha de sobrepujar. Falleció en Liverpool.