A JOAQUÍN CORTÉS le corre sangre en las venas, sangre gitana. Nació entre los estratos más pobres de España, pero hoy, 31 años después, decenas de teatros repletos -que tiemblan bajo la fuerza de su arte- dan fe de que es uno de los mejores bailarines de flamenco del mundo.
Miles de admiradoras suspiran por su torso desnudo, otros tantos hombres envidian sus dotes para el baile y su sexapeal con las mujeres. En sus espectáculos es vestido -ni más ni menos- por Giorgio Armani, y es centro de atención de los mejores artistas y directores de cine, entre ellos Pedro Almodóvar (La flor de mi secreto) y Carlos Saura (Flamenco).
Joaquín empezó por los caminos de la danza a los doce años; a esa edad -asegura- empezó a trabajar de forma profesional. Y así fue porque, a los quince años, ya formaba parte del Ballet Nacional de España y sobresalió como solista.
Anduvo por el mundo con esta agrupación, y en 1992 creó su propia compañía: Joaquín Cortés, Ballet Flamenco.
Su primer espectáculo fue Cibayí; después vinieron Pasión gitana (1995) y Soul (1999). Hoy, Cortés viene con Vida (Live 2001), su último espectáculo, el cual, ha sido caracterizado como una propuesta más intimista y la más cercana al flamenco. "Es un viaje por todos los palos del flamenco", ha dicho.
En esta ocasión asume como reto "muy apetecible" el enfrentarse solo ante el público durante hora y media, sin permitirse un descanso.
Elocuente en cada poro de su cuerpo, Joaquín Cortés no tiene que decirnos que ama lo que hace: se nota cuando baila. "Todo lo que hago, lo hago por la danza. Soy parte de una nueva generación de bailarines gitanos que está preparada para defender sus raíces", comentó a la revista electrónica Flamenco.com
Su éxito ha sido conseguir trasladar al público al universo gitano: "En mis coreografías busco interpretar con el cuerpo el sentimiento de una región española -la andaluza- y, a la vez, crear un flamenco inédito y contagioso".
Lleno de vida
En Live recurre de nuevo a la faceta de músico que dejó clara en el disco The Gipsy Pasión Band; en él compone y dirige, y colabora en la percusión. Ahora, además de su desempeño en solitario sobre las tablas, participa en una especie de jam session que aparecerá al final de algunos números.
La ilumninación es diseñada por Juanjo Beloqui, y el vestuario por Giorgio Armani. "Con líneas soberbias y elegantes, con el blanco, el negro y el granate -color de la sangre y el vino- como colores principales, hace de la puesta en escena una armonía a través de la monocromía. Todo un juego de luces y colores", afirman los promotores de Two Shows Producciones, la empresa que gestionó la venida del español.
Lo acompañan sobre el escenario un cuarteto de cuerdas, una flauta, seis voces, cuatro percusionistas, dos guitarras y un teclado. La música es original de Jesús Bopla, Diego Carrasco, Juan Parrilla y el mismo Cortés.
El martes, Joaquín presentó Live en Guatemala; hoy, jueves, lo hará en El Salvador, después de su actuación aquí, actuará en Panamá, y más tarde viajará a México, donde ofrecerá ocho funciones. La gira ha sido un éxito.
En nuestro país, pese a los elevados precios, ha habido gran demanda por las entradas. Esto parece no extrañar a Joaquín Cortés, quien sabe de lo que es capaz. "Solo soy un rebelde con causa. Desde niño quise ser coreógrafo, y aquí estoy, mostrando lo que soy y lo que busco hacer", ha comentado.