Desde que un día de 1992 Fernando Delgadillo publicó Con cierto aire a ti , su verbo no ha dejado de ser inquieto. Fueron y fueron pasando los discos, que de estudio o que en vivo, hasta sumarse 12.
Ahora el número varió, son 13, y el cantor y el autor de hace 18 años atrás ya no es el mismo.
Tanto andar haciendo canciones trajo lo suyo: la madurez, el interés por la experiencia, pero ya no el deslumbrarse por una primera impresión; la obra extensa e intensa. Y todo eso cabe en un mismo lugar: Desde la Isla del Olvido .
Ese, el que es su disco número 13, trae al mismo hombre que creó Ten miedo de mí y Casa sin puertas de vuelta a Costa Rica.
Viene a dar concierto este jueves 25 de febrero, nada más con su guitarra. ¿Necesita de mucho más? Probablemente, no.
Tan generoso es para hablar frente al micrófono que para cantar, así que esa cita que está a un par de días de darse será, como suele suceder con él, una conversación amena y jugosa. Tan llena de imágenes como de canciones.
Desde la Isla del Olvido es un disco temático. Cada canción, cada sonido –incluso el de aves marinas– giran alrededor de un naufrago que, si se hila muy delgado, muy Delgadillo, puede ser cualquiera que en este momento respire y sepa saborear algo a lo que mucha gente teme: la soledad.
Sin menospreciar a ninguno de sus otros discos, este es conceptualmente interesante.
Desde Monterrey, donde este padre de la Canción Informal estaba, habló con Viva .
¿Qué siente Fernando Delgadillo de pensar que vuelve a verse cara a cara con sus seguidores en Costa Rica?
Me da mucho gusto volver, desde la primera vez que yo fui allá, a Costa Rica, encontré gente que también participaba de mis canciones y eso siempre es una especie de comunión en la que uno se siente contento, y también satisfecho.
¿Qué siente el cantor cuando escucha a tanta gente cantando su canción?
¡Uy, no sé! Ahí está un poco esa parte de la inmortalidad a la que todos podemos aspirar. Uno ve que cuando uno puede llegar a morir, al rato o quizás mañana, uno no está muriendo del todo porque sus palabras están en boca de otras personas. Y si uno llega a ser lo suficientemente universal, a lo mejor estas palabras pueden perdurar en el tiempo todavía un poco más.
Nuevamente usted vuelve a escoger el mar como fuente de inspiración. Eso está claro en Desde la Isla del Olvido . ¿Qué es lo que tiene esa inmensa masa de agua salada que lo motiva tanto?
Siento que el mar es algo así como la vida. La vida nos puede hundir y ahogar, o podemos navegar rápidamente sobre ella o quizás podemos permanecer a flote. Hay muchas formas de estar vivos y muchas formas de no estarlo en la vida y siento que el mar es un ejemplo bastante físico de ello.
“Es esa posibilidad de estar en un elemento al que quizás, por el ADN, pertenecimos y, sin embargo, somos ajenos porque si nos metemos a él no podemos respirar por completo, tenemos siempre que estar mediando nuestra respiración.”
Usted ha dicho que de las canciones de este nuevo disco, Mensajes es una de sus favoritas. ¿Por qué este tema, que habla del mensaje que viene en una botella hasta manos del naufrago, tiene un lugar especial en su paladar?
Esa canción yo le escribí cuando tenía la canción número 99. Estaba haciéndola cuando pensaba que ya iba a tener la canción número 100.
“Y se me ocurrió que era también esa metáfora de que uno también anda mandando mensajes en botellas. Pensaba mucho en eso cuando escribía mis primeras canciones y me hacía mis casetes, y alguien me lo compraba y todo eso tenía esa serie de consecuencias, de estar mandando un mensaje a una persona que muchas veces uno no conocía. Uno no sabía hasta dónde podían llegar las canciones cuando emprendían ese viaje que era compartirla con alguien más”.
Es bastante interesante esto de ver a las canciones como mensajes en botellas.
Pues sí, no. Quizás andaba yo por esas épocas un poco embotellado (se ríe, es una broma). Quién sabe, la verdad es que ya ni me acuerdo de ese día, pero sí me acuerdo de esa situación.
Si me agarro de la historia de parto de Mensajes es fácil deducir que Desde la Isla del Olvido tiene canciones de varias edades.
Así es. Tiene diferentes tiempos. Es un disco que me llevó un tiempo hacerlo. Cuando yo publiqué el primero, que se llama Con cierto aire ti , tenía siete años haciendo canciones, entonces podía escoger y hacer un disco que tuviera temas entre sí cierta empatía. Y ahora, que ya tenía 12 discos, la verdad cuando iba por el disco número diez, ya empecé a pensar que me hacía falta un trabajo un poco más largo para que tuviera una visión más amplia.
“Uno tiene muchas visiones en un solo día de todas las cosas que pasan, ahora imagínate en un año. Hay miradas de primera impresión y también hay miradas desde la experiencia, y esto último era lo que yo andaba buscando con el trabajo de Desde la Isla del Olvido ”.
En las grabaciones de sus conciertos siempre Trino y La Isla van juntas ¿Son acaso canciones umbilicales, son en sí mismas un puente quizás?
Así las grabamos también. Pero no las hice pensando en que tuvieran que ver. Ellas se acomodaron muy bien juntas como si tuvieran un estado de ánimo más bien meditativo.
Canción febril tiene un elemento claro: la sencillez. ¿Después de tantos discos, después de tanto cantado, después de tanto que ha caminado la sencillez es algo que se le hace necesario?
Siempre sigue siendo algo de vital importancia, sobre todo estética. Una idea, por mas complicaciones que traiga ella encima, tiene encanto si se expresa brevemente con sencillez, y no con simpleza, es que es diferente. Hay que evitar tanta visita al diccionario.
Ese naufrago que está en la Isla del Olvido busca siempre un Hombro derecho , encuentra Mensajes , ve el Verano , está en La Isla , escucha el Trino y hasta pasa también por Noches sin luciérnagas . ¿Que tanto de ese naufrago hay en Fernando Delgadillo?
Hay el estar en estado de temporada. Este disco está hecho desde la soledad del naufragio y de la soledad de un pretendido aislamiento. Creo que todos partimos y provenimos de nosotros mismos y eso lo quería dejar claro en este disco.