Debido a su alto riesgo sísmico, un comité técnico del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) estudia la forma de implementar una serie de medidas preventivas que requiere el acueducto Orosi, el cual suple el 45 por ciento del agua de San José.

Tras conocer el resultado de dos diagnósticos, elaborados por las firmas Gómez Cajiao y Asociados, de Colombia, y por la estadounidense Geomatrix Consultants, que recomendaron fortificar el sistema de apoyo de la tubería bajo tierra, el Comité Técnico de AyA, aún no define la forma idónea de realizar las obras.
Así lo detalló a La Nación Ana Gabriela Ross, presidenta ejecutiva de la entidad, luego de que se le consultó acerca de una denuncia que tramita la Contraloría General de la República por ese caso.
El órgano fiscalizador incluso solicitó la intervención de la Comisión Nacional de Emergencia (CNE) el 8 de setiembre de 1997, mediante el oficio 011073, firmado por el director general de Auditoría, Rafael Batista.
La zona de más alto riesgo sísmico, según corroboró Arturo Rodríguez, encargado de líneas de conducción de AyA, durante una gira por la zona, se ubica en la región aledaña al sitio conocido como El Sifón, ubicado junto al Puente Negro, a la entrada de Orosi. En ese lugar, el acueducto está enterrado y en su trayecto pasa sobre tres fallas sísmicas activas.
Esta obra, la de mayor magnitud construida por AyA, empezó a abastecer al área metropolitana el 23 de octubre de 1987 y su construcción tuvo un costo de $55 millones (¢13.200.000.000, al tipo de cambio actual). Sin embargo, aún no se tiene estimado el costo de las reparaciones.
En denuncia
Según carta de la Contraloría a Jorge Arturo Castro, presidente de la CNE, la intervención en el asunto nace de una denuncia que atribuye a la actual administración de AyA el eliminar el presupuesto destinado a la realización de dichas obras.
Señala la denuncia que la entidad retiró las obras del plan para ejecutar un préstamo aprobado por el Banco Mundial, con lo que se pondría en peligro el refuerzo determinado por los consultores.
El martes de la semana anterior, la oficina de prensa de la CNE remitió a este diario la nota CNE-DPM-225-97, firmada por Lidier Esquivel Valverde y dirigida a Castro.
Referida a la instancia de la Contraloría, en ella le informa acerca de los diferentes problemas que afronta el acueducto, y cita como base una inspección practicada en abril de 1995 por el geólogo Julio Madrigal, aparte del diagnóstico de Geomatrix Consultants.
La presidenta ejecutiva de AyA rechazó el argumento del presupuesto y afirmó que existe la reserva de fondos suficientes para efectuar los trabajos. También dijo que se han dispuesto dineros del presupuesto de la entidad para realizar una serie de obras correctivas y preventivas a lo largo del acueducto y que existe un equipo de hombres dedicados a tiempo completo a vigilar la tubería.
Sobre el préstamo con el Banco Mundial, Ross manifestó que fue necesario sacar a Orosi de la ejecución para no incumplir los plazos del convenio, por lo cual los fondos se reasignaron a otras tareas de la institución.
Disputa técnica
Según detalló Arturo Rodríguez, la firma estadounidense recomendó, para mitigar el riesgo sísmico, entre otras cosas, cambiar el sistema de reposo del tubo en el tramo que se inicia en El Sifón, con el fin de que en caso de sismo, este oscile y se evite una inminente ruptura.
De suceder una situación de ese tipo, las reparaciones podrían extenderse hasta por tres meses, con el inminente problema de abastecimiento de agua para el área metropolitana, según alertó Rodríguez.
Y precisamente la mitigación del riesgo sísmico es la que ha sufrido más retrasos. Según Luis Paulino Picado, ingeniero de AyA, por tratarse de una obra con muchas complicaciones constructivas, los especialistas de AyA le han prestado mucha atención e incluso han mantenido diferencias acerca de la forma en que se deben hacer los trabajos.
Acotó, además, que en este momento es más importante la labor de monitoreo permanente sobre el trayecto del acueducto, el cual se realiza a diario, que el plazo para ejecutar una u otra recomendación.
Para Ana Gabriela Ross, prevalece el criterio de los técnicos e ingenieros de AyA. Empero, reconoció que estos aún no se han puesto de acuerdo acerca de la forma en que se deben realizar las obras sugeridas, aunque todos coinciden en la necesidad de hacerlas. Insistió en que el riesgo sísmico siempre ha estado latente desde que el proyecto entró en operación.
El sábado, Rodríguez señaló que en este momento estudian una cotización presentada por el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), para efectuar una segunda consultoría sobre los problemas en la zona y presentar una propuesta acerca de la forma de realizar la construcción del refuerzo, junto con un presupuesto.
Ese estudio que haría el ICE tiene un costo de $28.500 (¢6.840.000).
Vieja polémica
El acueducto de Orosi se diseñó en 1977 con el fin de garantizar el abastecimiento de agua de San José hasta el año 2005, pero no fue sino hasta cuando entró a funcionar que se cuestionó su diseño.
El 28 de junio de 1984 una comisión de emergencias nombrada para tal efecto, adjudicó a las empresas Carrez, de Costa Rica, y Constran, de Brasil, la construcción de las tres etapas del proyecto Orosi. La decisión se dio luego de una ardua disputa legal por la licitación.
Para el 3 de abril de 1985 la Municipalidad de Paraíso prosiguió la polémica cuando se organizó un bloqueo de calles y ordenaron paralizar las obras constructivas por los supuestos daños ecológicos que el proyecto implicaba. Los defectos llegaron a dejar sin agua a la comunidad de Paraíso, por derrumbes causados en las fuentes.
El acueducto entró en operación el 23 de octubre de 1987. Paulatinamente alcanzó en tres semanas a abastecer 1.000 litros de agua por segundo. Hoy abastece 1.800 litros por segundo.
Los geólogos Luis Salazar, Luis Obando y Rolando Mora denunciaron el 20 de mayo de 1991 que la falta de estudios preliminares de sismicidad y de cimentación de suelos, podría eventualmente poner en peligro al acueducto.
El entonces gerente de AyA, Hérbert Farrer, sostuvo que el acueducto se construyó acorde con la información que se tenía en el momento sobre la falla y que se contó con asesoría de Bel Ingeniería y de la firma inglesa Sir William Alcrow.
El geólogo Julio Madrigal advirtió en abril de 1995 que la existencia de taludes artificiales con pendientes inadecuadas, alta precipitación lluviosa, deforestación y fallas con potencial sísmico, son factores que contribuyen a que empeore la condición de amenaza sobre la obra.
En 1996 la empresa estadounidense Geomatrix Consultants, con sede en California y especilizada en análisis de riesgo sísmico, determinó que la tubería atraviesa por encima de tres fallas: Coris, Navarro y Agua Caliente. Recomendaron reestructurar los cimientos del tubo en la zona de peligro.
Fuente: Centro de Documentación de La Nación, CNE y AyA.