Por una asignación de la corona española, pues él se toma sus vinos con la realeza, Miguel de la Quadra-Salcedo se sentó a buscar una forma de unir a los nuevos españoles y americanos.
Como la mejor parte de su vida han sido sus expediciones por el mundo, creó, en 1985, un programa donde los jóvenes pueden, mochila en mano, recorrer España y los países del Nuevo Mundo aprendiendo de su gente, cultura e historia.
Así nació la Ruta del Quetzal que va por su expedición número 17 y mantendrá, hasta este jueves, a 311 jóvenes, españoles y americanos, caminando por suelo tico, para conmemorar el quinto centenario del IV viaje de Cristóbal Colón a este lado del globo.
El fornido Miguel de la Quadra, de 69 años y origen vasco, es el "mandamás" en cada aventura, una apropiada decisión pues es conocido por sus incursiones en las selvas del Amazonas donde vivió cuatro años y sus cuatro décadas como corresponsal de guerra para la Televisión Española. Así cubrió conflictos como el de Vietnam.
Su matrimonio con la española Marisol Asumendi también fue una aventura: "Estaba en Japón cuando le pedí a Marisol que llegara para casarnos. Eso fue en 1965, luego nos embarcamos rumbo a Vietnam", contó el español, padre de tres hijos.
De luna de miel
Su amor por América brotó muy temprano: "tenía 22 años y fui a estudiar la carrera de agronomía a Puerto Rico, ahí empecé a interesarme por este lado del mundo tan distante para los europeos", explicó.
En Costa Rica ha estado en unas 10 ocasiones, sin embargo, fue hasta el fin de semana anterior cuando conoció el ave símbolo de su programa: el quetzal. "Tengo de 10 o 12 años tratando de conocer el quetzal en Guatemala, Honduras, El Salvador, y nunca lo había logrado hasta que visité San Gerardo de Dota como parte de la ruta de la expedición", dijo emocionado.
Y es que son interminables las anécdotas de este español, de ojos claros y bigote canoso. En su poco usual hoja de vida están campeonatos en lanzamiento de disco, martillo y jabalina, pues de joven era cien por ciento deportista.
"Toque aquí, ¿siente esa parte dura? Bueno es una bala que se me quedó incrustada en una de mis coberturas", mostró extendiendo su brazo izquierdo, donde alberga, bajo la piel, su "herida de combate".
Y aunque este simpático español nació para recorrer el mundo, adora el tiempo que pasa leyendo en las cuatro paredes de su casa en Madrid.