LA CLONACIÓN HUMANA se convierte en el eje de la aventura, sobre todo cuando ella está al alcance del futuro. Este es el tema que da lugar a las acciones trepidantes de una nueva película que escudriña en un asunto tan polémico. Se trata de El sexto día, filme que viene con la firma de Roger Spottiswoode en la dirección.
Por supuesto que los acontecimientos de la película se dan en el futuro porque ello resulta un buen mecanismo para hablar de cosas que tienen que ver con el presente (esta es una de las virtudes del llamado género fantástico, sea en el cine o en la literatura).
Así, la clonación viene muy al pelo para mostrarnos un mundo que -gracias a ella- está libre de enfermedades incurables, donde el hambre ha sido erradicada genéticamente, donde los órganos clonados están siempre listos para ser transplantados, y donde existe una ley importante: la que prohíbe la clonación humana. Se llama la "Ley del sexto día" (por referencia al libro sagrado del Génesis).
No hay duda, el hombre sabe que ahora, con la clonación, está muy cerca de la creación divina, y de ahí surgen las valoraciones éticas y las preguntas religiosas (por ejemplo: ¿qué sucede con el alma de un clon?). Como el asunto es una piedra en el zapato, por el momento -en ese mundo ficticio- solo se clonan mascotas.
Por supuesto: siempre hay algún vivaracho por ahí que rompe las leyes, y lo hace por la razón de siempre: el dinero. Por eso, y por un error de esos sujetos pérfidos, un día Adam Gibson (interpretado por Arnold Schwarzenegger) llega a su casa y se encuentra con que un tipo igual a él, igualitico, ocupa su lugar. Ahí comienzan las trifulcas, porque -como dice el propio Gibson- simplemente "clonaron al hombre equivocado".
Es cuando la película olvida las reflexiones éticas del tema (las retoma esporádicamente) para enredarse en un argumento a veces forzado, para recurrir al humor paródico con eficacia ocasional, para exhibir buenos efectos visuales y para caer en la acción epiléptica. Se trata del alto voltaje predecible en este tipo de cintas.
Ciertamente, El sexto día se atasca a veces en la coherencia de su argumento y se queda como un filme para los que gustan (sin exigir mucho) de los tiroteos (¡qué mala puntería tienen los malos!), de las persecuciones alborotadas, de los saltos circenses, del zipizape y del rifirrafe: la pantalla estalla en imágenes de choque para excitar epidermis.
Al final, no hay duda de que Arnold Schwarzzzzzzzz se desinfla por partida doble con su actuación sin matices, pétrea, porque aquí hace el papel del personaje principal y el del respectivo clon (¡al que no quiere caldo, dos tazas!).
Al actor austriaco lo acompañan Michael Rooker, Sarah Wynter y Michael Rapaport, entre otros; y también un actor que siempre cumple como los buenos: Robert Duvall. Con ellos solo queda lo evidente del filme: la acción por la acción.
Cómo, dónde, cuándo
El sexto día se exhibe en Magaly, Plaza Mayor, Internacional, Cariari, San Pedro, Colonial, Omni, Colón, Outlet, Cinemark.
Entrada: ¢1.100, precio especial para pensionados.
Horario: Funciones regulares.
Inicio: Mañana, viernes.