A esta intensa exploradora de las formas escultóricas que es Marisel Jiménez siempre se le ha antojado el dolor, pero ahora su gusto se expresa de manera descarada, pues ha encontrado un discurso más conveniente.
Por eso ella, que desde hace muchos años habita en España, dejó atrás su arte delicado --más dulce que feroz en la forma-- y se ha decidido por lo ácido que hiede de las aves agonizantes, de los metales oxidados, de los alambres de púas y del abuso del color.
Pájaro en mano, que se expuso del 16 de febrero al 16 de marzo en la galería segoviana Siglo XV (España), es la evidencia más clara del rumbo que ha tomado la escultora.
"En esta muestra hubo un salto que yo considero importante porque el trabajo es en terracota (arcilla moldeada y cocida), que ha sido para mí una asignatura pendiente desde hace muchos años. El color, que siempre he trabajado de manera muy delicada, ahora es fuerte. Trato de transmitir por un lado la fragilidad y por el otro una enorme violencia", confesó a Viva Marisel, quien está de paso por Costa Rica.
Ella, que siempre ha tallado la madera y obviamente domina el barro y el bronce, se sienta a la mesa de su pequeña casa en Sabanilla y comenta: "Tenía mucho rato de querer hacer un trabajo rico --busca la palabra precisa y con las manos se ayuda para expresar-- así... que salga desde las tripas... de adentro, hacer una cosa que a la gente la conmoviera."
La exposición muestra, entre otros elementos, esculturas de cuervos posados en vigas viejas que hacen las veces de una cruz y de bancas.
"Me decidí por los cuervos porque son el ejemplo claro de cómo el ser humano coloca valores negativos en una figura cuya esencia no es mala. Me interesa descubrir por qué en la vida hay tanto dolor", confiesa.
La muestra alcanzó las expectativas que la escultora -- de piel blanca y pelo rojo borgoña-- deseaba.
"Para mí el éxito es lograr comunicar al mayor número de personas lo que yo quiero decir. La muestra fue recibida con una enorme sensibilidad por un gran número de personas, desde espectadores hasta la prensa", explica.
A partir de Pájaro en mano, Marisel encuentra en la terracota una técnica que trabajará durante dos años más combinándola con las que ya domina.
Para alcanzar este punto fue necesario desnudar completamente los temores.
"Superé toda mi infinita ignorancia de llegar a un país como España con las manos vacías y con una carencia enorme de conocimientos; superé mi infinita candidez, ese ser retraído y tímido que era yo quedó atrás."
Promesa de bronce
La tarde no se mueve de la ventana ubicada junto a la mesa. La escultora vestida con un overol azul de trabajo, puntualiza sus proyectos a futuro.
Falta terminar un busto del escritor Joaquín Gutiérrez y unos monumentos que se colocarán en la Plaza de la Democracia, en San José.
"Tengo pendiente, también, una serie de piezas sobre el tema de los pájaros. Las trabajaré en terracota. Con ellas haré una exposición en Costa Rica, pero aún no voy a dar los detalles."
Habla luego de su escultura homenaje a la ya desaparecida poetisa costarricense Eunice Odio y que quedará ubicado en el Teatro Nacional.
La escultura llevará escrita en la espalda algunas líneas de uno de los poemas que Lil Picado escribió en honor de Odio: Eunicianas.
Marisel comenzará la maqueta de esta escultura el próximo mes. La pieza será fundida en España.
En aquella casa de piso de ladrillos y humildes puertas azules de madera, Jiménez recuerda que sus obras ocupan varios sitios públicos en Costa Rica, que su pieza Pandora en Azules forma parte de la colección de la Casa Real de España y que su forma expresiva le ha valido un premio nacional y el puesto máximo en la Primera Bienal de Escultura en Costa Rica, por su obra Retrato de la corte de Carlos Jiménez.
De adentro
¿Costa Rica no le resulta fértil para producir?
Es tierra fértil, pero aquí hay una especie de doble moral y el tico rechaza la confrontación, la dificultad, el dolor y la conciencia de lo que ocurre a los demás.
"Hay personas sensibles y muy valiosas, pero el tono general de la sociedad sigue siendo el de pachanga y el vacilón. Entre el futbol y la farándula estamos aislados de la realidad."
A estas alturas de su carrera, ¿de qué se puede sentir orgullosa?
De ser hasta ahora absolutamente honesta con mi trabajo, no he hecho una sola concesión para congraciarme con alguien. No me podría ver al espejo el día siguiente y porque seguramente me saldría muy mal.
¿De qué se arrepiente?
Veo algunas de mis esculturas a las que quisiera ponerles una bomba o robármelas --dice mientras se ríe. Me arrepiento de haber vendido o hecho algunas obras, pero tengo claro que en aquel momento fueron lo mejor que pude dar. Así es como he aprendido.