SI USTED ES MÁS TIESO que un lagarto tiene que ir al Circo Chino de Pekín. Se quedará con la boca abierta desde el primer acto: Diez acróbatas salen expulsados del suelo con el único resorte de sus piernas para volar por los aires, caer, y elevarse de nuevo.
¿Y qué decir de las dos contorsionistas? Se hacen como un nudo, parece que los huesos se les ablandan y sus músculos estuvieran hechos de hule.
Ellos son parte del grupo de acróbatas del Circo Chino que desde el fin de semana anterior llegó país y permanecerá aquí por tres semanas más.
Una de las particularidades de este espectáculo con respecto a otros que ya han estado por aquí es que el plato fuerte está basado en números de acrobacia, malabarismo y equilibrio. También hay algunos de humor y, en la segunda parte, salen al escenario las fieras: tres enormes tigres, uno de ellos, Yin Yin, es el impresionante Tigre Blanco Sagrado de China.
"Este espectáculo chino se diferencia de otros en la calidad de los números que traemos, se trata de acróbatas y gimnastas profesionales que estudian esto desde los cuatro años de edad", afirmó Emilio Moreno, promotor en Centroamérica.
Afuera, el ambiente a circo es inconfundible: la enorme carpa de rayas blancas y azules, bombillitas cuelgan de todas partes, y voces que se cruzan en el aire y anuncian palomitas, perros calientes y refrescos.
Dentro, dos mil butacas esperan al público que, al compás de melodías chinas, busca su propio acomodo. La función se inicia a la hora en punto.
Un vistazo
Diecisiete números diferentes ocupan los ciento veinte minutos que demora el espectáculo. Algunos de los actos más impresionantes -a juzgar por lo efusivo de los aplausos- son: el de las contorsionistas, sobre una especie de tarima dos chinitas muy delgadas curvean sus cuerpos para el lado que se les antoja y sin ninguna dificultad.
Otro es el de un acróbata en una bicicleta de dos metros de largo que lleva sobre los hombros una muchacha, quien,a su vez, hace maromas. El de las perchas imperiales en el que unos seis acróbatas suben, bajan y saltan por los aires retando la gravedad y pendiendo de dos tubos verticales.
O el de la malabarista, una mujer acostada, con las piernas en alto, sostiene con los pies una mesa o un jarrón y les da miles vueltas.
El equipo artístico está conformado por jóvenes con edades entre los 18 y 25 años. Visten ajustadas mallas de chillantes colores que cambian cada vez que presentan un acto.
Si usted va con niños, téngalo por seguro que para ellos todo es excitante; sin embargo, hay dos partes que les quita las respiración: la de Barnie, en la que el muñeco -que de malabarista no tiene nada, es más, si acaso puede caminar-, canta.
La admiración de que es objeto este personaje queda en evidencia en el intermedio. Ese es el momento en el que los chiquitos tienen la oportunidad de escoger entre Barnie y un par de graciosos monos -Tatiana y Luis Miguel- vestidos de marineritos para tomarse una foto, pero el muñeco se las lleva todas.
Y el segundo acto que los deja sin palabra es el de los tigres de Siberia. "¡Uuuuyyy veeeeea!", es casi lo único que se escucha mientras los miran saltando y gruñendo.
En general, el espectáculo es un llamativo despliegue de equilibrio, fuerzas y concentración que deja satisfechos a grandes y niños. Eso sí, después de ver a toda esa gente hacer lo que hace, y lo mejor de todo casi sin esfuerzo, a uno le queda una irremediable sensación a lagarto que con nada se afloja.
Chino-mexicano
El equipo artístico de este circo es casi en su totalidad de la República Popular de China, pero la empresa propietaria -Hermanos Fuentes Gasca- es de México, por eso no es de extrañar que el equipo de apoyo, payasos y animadores, hablen español.
La idea de traer este espectáculo a tierras latinas surgió en 1987 con la apertura de China al Occidente. Jesús Fuentes Gasca viajó hasta allá en busca de novedades para su empresa y se encontró con todo esto.
Una de las particularidades del espectáculo es la velocidad con que lo instalan: demoran doce horas montándolo y seis para quitarlo.
Esta es la primera vez que el Circo Chino de Pekín impresiona a Costa Rica. Durante un mes estuvo El Salvador y de aquí continuará la ruta que los llevará a Panamá, Nicaragua, Guatemala y México.
Cómo, dónde, cuándo
¿Qué?: Circo Chino de Pekín.
Lugar: Frente al salón de patines La Sabana.
Horarios: De lunes a viernes, a las 7:30 p. m., sábados, a las 5 p. m. y a las 7 p. m. y domingos, a las 12 m., 4 p. m. y 7 p. m.
Taquillas abiertas desde las 10 a. m.
Entradas: general ¢1.500; luneta ¢2.500, y primera fila numerada ¢3.000.
Fotos con Barnie o los monos: ¢1.500.
Teléfono: 392-9786.