Con los afanes de la novela escrita por Katherine Paterson, ahora llega al cine El mundo mágico de Terabithia (2007), con guion de David Paterson y Jeff Stockwell, más la dirección eficaz de Gabor Csupo.
Ante lo que debemos hablar, de la película, diremos que es aceptable instancia para adentrarnos en el tema del despertar adolescente a la vida y del poder de la imaginación, como etapa última del proceso de conocimiento.
La imaginación es la capacidad humana de recrear todo lo aprehendido y aprendido durante etapas anteriores del conocer. En el filme, una niña y un niño construyen un mundo imaginario, con su propia coherencia, desde donde forjan un paradigma bondadoso, ajeno y distinto a la “realidad real”.
En ese deseo infantil vemos el afán por crear el futuro como un tiempo lleno de magia. André Bretón decía: “Una obra de arte tiene valor si en ella vibra el futuro”. En su propuesta temática, tal es el mérito principal del filme.
Ante eso, El mundo mágico de Terabithia estructura bien su relato, aunque –por momentos– se dispersa en innecesarios incidentes secundarios: ¿en qué refuerzan la matriz semántica del relato? En nada. Por eso, también hay exceso de personajes.
Con su título original, la cinta conserva el de la novela: Bridge to Terabithia ( Un puente hacia Terabithia ). Es posible que –en esta ocasión– sea más expresivo el título con que se exhibe en nuestro país.
Así, no es solo la iniciación ante un mundo recreado por medio de la magia (símbolo de las utopías), sino también ante las contradicciones que se presentan. Por esto último, este cuento visual es mostrado de manera bucólica, pero tiene un punto de giro hacia el drama: es el mejor momento del filme.
La música es siempre oportuna , sólida y melódica, subrayado de las imágenes, al igual que la fotografía. Funcionan bien las actuaciones de los niños Josh Hutcherson y AnnaSophia Robb.
Sin embargo, por falta de maña, a la película le falta más de lo que le es esencial: magia, y a ratos se desvía por innecesarios ternurismos. Vale recomendar esta cinta familiar de moraleja vigente.